Un equipo de investigadores del Instituto Politécnico Rensselaer (RPI) de EE. UU. ha hecho un descubrimiento revolucionario: un proceso que no sólo aborda el problema de los residuos plásticos sino que también allana el camino para materiales nuevos y más sostenibles. Utilizando bacterias que pueden digerir el plástico PET, estos científicos han encontrado una manera de convertir rápidamente los desechos en una seda biodegradable, inspirada en la resistencia y flexibilidad de la seda de araña.
La urgencia de una solución
Cada año se producen cientos de millones de toneladas de plástico, la mayor parte del cual no se recicla. El plástico PET, que se encuentra comúnmente en envases de alimentos de un solo uso, a menudo termina en vertederos o en el medio ambiente, donde puede degradarse en partículas de microplástico y terminar en los lugares más inesperados, desde verduras hasta la placenta materno, de las nubes al corazón humano.
La producción de nuevo plástico no sólo tiene una enorme huella de carbono sino que también contribuye a la acumulación de residuos, y en muchos países no muestra signos de disminuir.
La nueva tecnología RPI
Los investigadores del RPI centraron su atención en las bacterias Pseudomonas aeruginosa. Bacterias naturalmente capaces de consumir polietileno. Mediante la edición de genes, estos microorganismos fueron modificados para producir un material similar a la seda insertando una secuencia de aminoácidos similar a una proteína que se encuentra en la seda. Puedes encontrar el estudio completo aquí.
¿El proceso utilizado? Es comparable a la fermentación utilizada en la producción de cerveza. En este caso, en lugar de alimentar a los microbios con azúcar, los investigadores los alimentan con una forma "predigerida" de desechos plásticos, transformándolos en un nuevo material.
La seda de araña es el Kevlar de la naturaleza. Puede ser casi tan fuerte como el acero bajo tensión. Sin embargo, es seis veces menos denso que el acero, por lo que es muy ligero. Al ser un bioplástico es elástico, resistente, atóxico y biodegradable.
Helen Zha, Ph.D., profesora asistente de ingeniería química y biológica en el Instituto Politécnico Rensselaer
El potencial de la seda biodegradable
La elección de empezar con la seda se debió a sus propiedades únicas: es fuerte, ligera y naturalmente biodegradable. Este material puede funcionar de muchas maneras como el plástico al que estamos acostumbrados, con el beneficio adicional de degradarse naturalmente sin un tratamiento especial. La seda natural ya ha encontrado aplicaciones en varios campos, pero el proceso de producción tradicional no es sostenible.
La posibilidad de producir seda a partir de residuos plásticos podría permitir un uso más extensivo de este material en aplicaciones donde ahora se utiliza plástico no reciclable. Además, el uso de la edición genética abre la posibilidad de personalizar el material, inspirándose en los diferentes tipos de seda producidas por distintos tipos de arañas. Esta innovación demuestra que es posible abordar el problema de los residuos plásticos produciendo materiales útiles que no contaminen el planeta a largo plazo.
Seda a partir de plástico: perspectivas de futuro
Aunque el proyecto aún se encuentra en sus primeras etapas, la idea de que las bacterias pueden transformar los desechos plásticos en un material valioso está probada y es un éxito. El equipo de RPI está trabajando para hacer que el proceso sea más eficiente. ¿El objetivo? Mejorar el rendimiento de la “seda bacteriana” para que la producción pueda volverse comercialmente viable.
El enfoque de base podría transformar la forma en que pensamos sobre la producción de materiales, reemplazando las grandes plantas químicas con procesos más naturales y sostenibles. Un paso importante hacia un futuro donde los materiales necesarios para nuestra vida diaria se produzcan de forma sostenible, sin comprometer la salud de nuestro planeta.