El desarrollo de alternativas renovables y basadas en plantas a los derivados del petróleo es un esfuerzo importante en la transición de una economía fósil a una economía más ecológica y sostenible.
El obstáculo en este camino es la integración de nuevas tecnologías en los sistemas industriales ya presentes, integración que presenta riesgos (evidentemente no vale la pena asumirlos para muchos) relacionados principalmente con a producción masificación y comercialización.
Una nueva investigación publicada en Energy and Environmental Science, un equipo del Great Lakes Bioenergy Research Center y la Universidad de Madison, Wisconsin, ha descrito una proceso eficiente y económico producir HMF, hidroximetilfurfural, un compuesto derivado de plantas y consideradas crucial en el desarrollo de una economía renovable.
El proceso es simple y compatible con la infraestructura industrial vinculada a la producción de jarabe de maíz, un edulcorante natural utilizado en muchos alimentos (incluso en Coca-Cola).
“Hemos integrado esta tecnología en los procesos industriales actuales para reducir el riesgo Los 3 iniciales reducen el capital inicial necesario para distribuirlo a gran escala”.
Ali Hussain Motagamwala, liderando el proyecto.
El HMF se puede utilizar para producir una amplia gama de materiales y combustibles: es la base del actual Tereftalato de Polietileno (PET), el producto común plástico usado para producir botellas de agua mineral u otros envases: su el empleo traería la difusión de bioplásticos totalmente biodegradables.
La cuestión de los costos.
En la actualidad y hasta el simple uso de un proceso de fabricación, el uso de HMF se ve frenado por sus elevados costes de producción: los bioplásticos son más caros que los consideraciones materiales derivados del petróleo.
Existe una fuerte demanda de alternativas sostenibles. La pregunta en este punto es: ¿cuán competitivos pueden ser comparados con los productos del petróleo y cómo podemos ayudarlos a competir?
HMF tiene un potencial increíble, p.e. producirlo usandoy la cadena de suministro industrial de fructosa es un desafío crucial.
Como funciona el proceso
El problema de la biodegradabilidad de los plásticos surge de las sustancias que crean "la mezcla": disolventes que acaban impregnando los materiales y son imposibles de disolverse en el medio ambiente una vez usado. El proceso desarrollado por el equipo del Centro de Investigación de Bioenergía de los Grandes Lagos resuelve el problema problema al usar un producto sencillo, elaborado únicamente con agua y acetona: el plástico así obtenido es sólido pero fácilmente "separable" una vez utilizado.
Los investigadores hicieron una estimación económica sobre la sostenibilidad del proceso: con una precio mínimo de unos 1650 euros por tonelada hay un retorno económico del 25%, un porcentaje que muestra también la posible rentabilidad de una inversión en este sector.
Eso no es todo: se puede aplicar el mismo proceso también a la glucosa y biomasa, incluso más barata y abundante que la fructosa, pero este desarrollo está ligado a una segunda fase de aplicación, que requerirá una adaptación de infraestructura.