Piensa en tu botella de agua. Simple, indispensable, inofensivo (excepto, quizás, cuando es de plastico). Ahora, pensemos en cuándo esta agua se convertirá en causa de guerra, especialmente en las zonas fluviales. Etiopía lo sabe bien, ya que recientemente inició el proyecto de la "Gran Presa del Renacimiento" en el Nilo, que ya es fuente de tensiones con Sudán y Egipto. Las dos naciones ven el proyecto de 4,6 millones de dólares como una amenaza a sus vitales suministros de agua. Y tal vez tengan razón.
Cuando los ríos unen y dividen
Hay cientos de ríos que atraviesan más de un país. Como cualquier recurso precioso, incluso el agua, cuando se "comparte", puede generar cooperación o conflicto. Hay múltiples factores en juego: económicos, culturales, históricos. Y aunque la historia nos ha enseñado que en la mayoría de los casos prevalece la cooperación, las tensiones por el agua son una realidad cada vez más presente.
Tomemos a África, por ejemplo: ja ben 66 cuencas fluviales transfronterizas, que incluyen el Nilo, las cuencas de Juba-Shebelle y el lago Turkana. Con el crecimiento demográfico, la intensificación del uso del agua y el cambio climático, los riesgos de conflicto pueden aumentar.
Un futuro de "guerras fluviales": tres escenarios posibles
Un estudio reciente realizado por investigadores del IHE Delft, la Universidad de Utrecht y la Universidad e Investigación de Wageningen proyectó tres posibles escenarios para el futuro de los conflictos relacionados con las cuencas fluviales transfronterizas.
Si las cosas continúan como están ahora y el cambio climático empeora, para 2050 alrededor de 920 millones de personas vivirán cerca de cuencas fluviales con alto riesgo de conflicto. Si los países mejoran el uso del agua, fortalecen la cooperación y hacen más para prevenir o mitigar los conflictos, la cifra cae a 536 millones (aún alta).
Algunos detalles más
En el estudio (que te enlazo aquí) los investigadores observaron una serie de factores de riesgo. Estos incluyen la construcción de mega represas, la resiliencia institucional y varios factores socioeconómicos y climáticos. A partir de estos factores, buscaron comprender el riesgo general de conflicto para cada una de las cuencas fluviales transfronterizas.
Las regiones de África y Asia, donde coinciden varios riesgos, están especialmente expuestas. En África, también hay que añadir otros riesgos, como la alta variabilidad de las cuencas de los ríos, la disponibilidad limitada de agua y la dependencia de los países río abajo de los ríos arriba.
Las tensiones actuales en el Nilo están relacionadas con la Gran Presa del Renacimiento de Etiopía, por ejemplo. Soy un paradigma. Os lo conté al principio del artículo, pero no os dije que podrían intensificarse cuando Etiopía decida construir otras nuevas megarepresas hidroeléctricas: Egipto y Sudán son muy dependientes de los recursos hídricos de la cuenca.
Los retos del futuro: nuevas plantas y sequía
El estudio revela un panorama preocupante, pero no inevitable. La sequía puede causar conflictos, pero también puede fomentar la cooperación y la innovación. Es un desafío global que requiere soluciones globales. Desde mejorar la eficiencia hídrica hasta invertir en tecnologías de desalinización del agua, desde la educación para la conservación del agua hasta la cooperación transfronteriza, tenemos las herramientas para abordar esta crisis.
La sequía, en última instancia, no es sólo una cuestión de agua. Es una cuestión de paz, de justicia, de derechos humanos. Es un problema que nos afecta a todos, independientemente de dónde vivamos. Nuestra capacidad para afrontar este desafío determinará el futuro de nuestro planeta y de nuestra especie. Porque, como decía el poeta WH Auden, “miles han vivido sin amor, ninguno sin agua”.