El panorama de las redes sociales, alguna vez dominado por gigantes imparables, está atravesando una metamorfosis radical. Los usuarios, cansados de verse inundados de contenidos no deseados y publicidad invasiva, buscan refugio en espacios más pequeños y genuinos. No es sólo una moda pasajera, sino la señal de un cambio profundo en la forma en que percibimos y utilizamos las redes sociales. La gran era de los “monolitos” está llegando a su fin, y ésta podría ser una excelente noticia.
Escapa de los gigantes
Durante más de una década, las redes sociales han unido a las personas a través de unas pocas plataformas: principalmente Facebook, Instagram y Twitter. Y sabemos bien cómo ha evolucionado su crecimiento: desde lugares de conexión hasta canales de entretenimiento (bombardeados de publicidad, gritos virtuales y algoritmos que favorecen la lucha para mantener a la gente pegada a la pantalla durante más tiempo). Un deterioro que ha producido mucha decepción: especialmente entre los usuarios más jóvenes, que hoy buscan (y encuentran) alternativas.
¿El refugio? Círculos "privados" como chats grupales, o nuevas plataformas que intentan emerger ofreciendo experiencias sociales "originales" con menos desorden. En estos pequeños espacios, poblados por amigos y familiares, no hay presión para compartir cada pensamiento o explotar cada publicación en busca de oportunidades laborales. Estos lugares están libres de la constante avalancha de contenido curado, publicidad y actos de “exhibicionismo” en forma escrita.
El colapso de las redes sociales y el nacimiento de la “pluriversidad”
Lo que está pasando con las redes sociales era algo predecible, pero no fue fácil de hacer. Demasiados factores concomitantes en juego y todavía poca capacidad para cruzar los datos. Sin embargo, todos los elementos estaban ahí: a partir de la investigación médica sobreaumento de los trastornos alimentarios o psicologici y percepción de sí mismo en hombres y mujeres que utilizaban asiduamente las redes sociales. O de los sociológicos que mostraban cómo la naturaleza misma de las redes sociales era antinatural: no deberíamos comunicarnos tanto, y hacerlo todos los días ante miles de personas destruye nuestra capacidad de hacerlo de forma auténtica y vertical, creando un vínculo emocional. vínculo con la persona que tenemos frente a nosotros.
Una vez hecha la tortilla, ¿qué evolución esperamos? Hay opiniones diferentes, sobre todo entre los profesionales: tres en particular me llamaron la atención.
Chand Rajendra-Nicolucci, investigador de la Universidad de Massachusetts Amherst, sugiere que el futuro de las redes sociales podría ser “más privado y más fragmentado”. En un artículo publicado este año, él y sus colegas imaginaron una “pluriversidad” compuesta por plataformas existentes y un ecosistema de “plataformas en línea muy pequeñas”: comunidades privadas y servicios especializados que albergan conversaciones íntimas o de intereses específicos.
Rebeca Rinkevich, director del Institute for Rebooting Social Media, cree que las grandes plataformas sociales no desaparecerán pronto, dado su papel crucial en múltiples aspectos (desde el activismo hasta la gestión de crisis naturales). Sin embargo, con la atención de la gente fragmentada en docenas de plataformas, ve un desafío creciente para los organismos públicos y las empresas privadas a la hora de establecer un diálogo online eficaz con los usuarios.
Mike McCue, CEO de Flipboard (¡hola chicos! Trátennos bien el espacio que tenemos allí) imagina un futuro en el que la próxima gran plataforma social combine los beneficios de comunidades pequeñas y transparentes con la capacidad de llegar a millones de personas. En lugar de una única plataforma que intente complacer a todos, McCue también ve el futuro de una red de plataformas que ofrezcan experiencias personalizadas a los usuarios.
En fin
Hacer predicciones es difícil (sobre todo en tiempos en los que un servicio puede nacer, auge o fracasar en poco tiempo). Pero lo intentamos. El futuro de las redes sociales puede que no esté dominado por una única plataforma, sino desde una red de plataformas que ofrecen experiencias personalizadas. Este tipo de sistema abierto y descentralizado podría ayudar a romper la “tiranía” de las grandes plataformas. Y tal vez darles a todos más control sobre su experiencia en las redes sociales. ya veremos