Todos hemos tenido algún pequeño compañero de viaje siempre con nosotros desde hace algún tiempo. Un dispositivo que nos permite estar conectados con el mundo, informados, entretenidos y más cerca de nuestros seres queridos. Ahora imaginemos que este compañero, a cambio de nuestra atención, "inyecta" constante inflamación física en nuestro cuerpo, como si estuviéramos constantemente expuestos a agentes tóxicos.
No me refiero al daño psicológico del uso de las redes sociales (de canal hasta la dismorfofobia pasando por la ansiedad de “desplazamiento fatal”). Estoy hablando de daños físicos graves.
Las redes sociales son literalmente tóxicas
Casi parece la trama de una novela distópica, sin embargo, es la realidad que surge de un estudio reciente publicado en el Journal of Medical Internet Research (lo enlazo aqui). De hecho, la investigación, realizada por un equipo de científicos de la Universidad de Buffalo, ha puesto de relieve una correlación directa entre el uso prolongado de las redes sociales y el aumento de los niveles de inflamación en el cuerpo.
Sin embargo, se procede con el orden. Como bien sabemos, la inflamación es un proceso natural del sistema inmunológico que nos protege de las agresiones externas y favorece la curación. Sin embargo, cuando este proceso se vuelve crónico, puede convertirse en una auténtica espada de Damocles, aumentando el riesgo de desarrollar diversas patologías, entre ellas enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer y trastornos mentales.
El estudio
La Universidad de Buffalo se involucró un grupo de 171 adultos jóvenes, monitorizando su uso de las redes sociales (Facebook, Instagram, Snapchat y Twitter) a través de una aplicación específica y midiendo los niveles de inflamación mediante un análisis de sangre. Los resultados fueron inequívocos: quienes pasaban más tiempo en las redes sociales tenían una inflamación significativamente mayor que quienes las usaban moderadamente.
Este estudio se suma al creciente conjunto de evidencia que señala los riesgos de pasar demasiado tiempo en las redes sociales y campos relacionados.
David Lee, Universidad de Buffalo, primer autor de la investigación.
Quiero enfatizar que esto no es una caza de brujas contra las redes sociales (aunque creo seriamente que también son tóxicas). Estas herramientas, si se utilizan conscientemente, pueden representar un recurso para nuestra vida social y profesional. Como ocurre con cualquier otra actividad, la moderación es clave.
¿Entonces lo que hay que hacer?
A continuación se ofrecen algunos consejos para reducir el impacto negativo de las redes sociales tóxicas en nuestra salud:
- Limite el tiempo que pasa en línea. Establece límites diarios y respétalos.
- Tome descansos regulares. Cada 20 o 30 minutos, levanta la vista de la pantalla y tómate un descanso de unos minutos para descansar la vista y la mente.
- Elige cuidadosamente los contenidos que sigues. Evita seguir perfiles que te generen estrés o ansiedad y opta por contenidos que te inspiren y te hagan sentir bien.
- Cultivar relaciones fuera de línea. Dedica tiempo a tus seres queridos y a las actividades que disfrutas en la vida real.
La inflamación silenciosa es un enemigo furtivo, pero con un poco de conciencia y atención podemos mantenerla bajo control. La salud es el bien más preciado que tenemos, y vale la pena protegerla incluso de un "amigo" que siempre está cerca de nosotros: sólo así podremos evitar que se convierta en nuestro peor enemigo, o en nuestro asesino.