La idea de utilizar las ventanas de los edificios como parte de un ejercicio de sostenibilidad no es nueva. En 2020 Te hablé de AuREUS, un concepto basado en ventanas hechas a partir de restos de comida y capaces de convertir la luz en electricidad.
La startup mexicana Fluidos verdes dio un paso adelante. Sus bioventanas (de color verde debido a la biomasa que contienen) son operativas y verdaderamente dinámicas. ¿Qué están haciendo? Toman un flujo de dióxido de carbono, capturado por lo que de otro modo sería una fuente de emisiones, y lo pasan a través de agua impregnada con cepas seleccionadas de alga. Durante el trayecto tiene lugar una verdadera fotosíntesis, con las algas aumentando su masa y generando oxígeno. Por cada kilo de algas dentro de estas bioventanas, se capturarán dos kilos de CO2. Nada mal.

El poder de la nanotecnología
La idea no es mala, pero como todas las cosas es mejorable. Y aquí es donde entra la nanotecnología. miguel mayorga, CEO de Greenfluidics, describió en una entrevista cómo se han mejorado sus bioventanas.
El sistema es de doble cara: por un lado, las algas. Por otro lado, el agua mezclada con nanopartículas de carbono (reciclables) que aumentan la conductividad térmica del líquido. Esto se traduce en dos posibilidades: puedes capturar el calor y convertirlo en energía con un generador termoeléctrico, o puedes cosechar las algas y convertirlas en biocombustible para los sistemas de construcción.
Ahora solo queda darles un color más cautivador (te sorprenderá, pero Greenfluidics se fundó en 2018 y está trabajando duro para darle a este útil invento una estética "vendible" también.

Pero también tengo otras preguntas.
Me perdonarán, pero me gustaría anticiparme a las solicitudes de los lectores, siempre estimulados con muchos inventos, pero decepcionados por el hecho de que solo una pequeña parte de ellos finalmente encuentra la manera de aplicarse.
Por esto expreso algunas reservas aquí: ok, confío en un viejo estudio de factibilidad ya publicado en una revista científica (aqui esta, para los que tengan tiempo de leerlo), pero todavía me quedan algunas preguntas.
¿Cuánto durarán estas bioventanas? ¿Con qué frecuencia se deben limpiar y cómo? ¿Podrían las algas obstruir las tuberías y los sistemas de calefacción? La luz verde que se filtra te da dolor de cabeza (está bien, están trabajando en eso). ¿Solo funcionan en invierno? ¿Qué pasa en el verano? ¿Cuál será el ahorro energético y económico real de tal solución?

Ventanas biológicas al futuro
En resumen: la captura de CO2 es uno de los temas del día, ok. Pero sigue sin figurar en el balance de una empresa constructora. Tendrá que salir de estos entornos de prueba amortiguados rápidamente (y bien), y de estas representaciones con Photoshop para realmente marcar la diferencia.
Me temo que esta tecnología acabará cayendo en la categoría de "demasiado compleja, demasiado cara", pero estaré feliz de equivocarme y seguiré deseando mil deseos a Greenfluidics. ¡Qué viva México!