No hay escasez de ovejas en Nueva Zelanda: todo lo contrario. Hay 6 para cada persona. Es por esto que la industria ganadera produce un tercio de las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero.
La industria ganadera de Nueva Zelanda se ha embarcado en un "primer programa mundial de cría" para obtener ovejas con bajas emisiones de metano, lo que ayudaría a combatir el cambio climático.
Los principales animales criados en el sector ganadero de Nueva Zelanda, carne de res y cordero, ya adoptan un parámetro llamado "valor de granja" para ayudar a los criadores a seleccionar ejemplares con características ideales.
Dentro de dos años, los obtentores podrán seleccionar prendas de forma natural cuyas características incluyen bajas emisiones de metano.
"Los agricultores están más interesados de lo que esperaba", dijo el criador Russell Proffit. Su familia ha estado produciendo carneros por más de 40 años.
"Empecé las medidas de la metano porque creo que un animal sano y sano debería producir menos. Queremos ejemplares más robustos que requieran menos cuidados y tengan menos impacto en el medio ambiente”.
Una cámara de gas (de producción propia)
Los agricultores que quieran producir ganado con bajo contenido de metano deberán medir parte de su rebaño en una cámara de acumulación, donde se miden sus emisiones de gases. Las ovejas pasan 50 minutos en la cámara y se miden dos veces con un intervalo superior a 14 días.
Los datos resultantes se utilizan junto con otra información genética para calcular un "valor de reproducción de metano".
Aquellos con bajas emisiones de metano podrán reproducirse
Los ganaderos que quieran participar tienen dos años para aprovechar las cabezas de "cría", para poder tener descendencia cada vez más adecuada a sus características.
Es una novedad mundial para cualquier especie de ganado. Observar la producción de metano ofrece al sector ovino de Nueva Zelanda una herramienta práctica para ayudar a reducir nuestros gases de efecto invernadero.
Lento pero constante
Se estima que este método de selección natural con bajas emisiones de metano debería lograr una reducción de alrededor del 1% anual y sin ningún impacto negativo en la productividad de la granja.