El uso de IA para traducir el lenguaje humano no es nada nuevo, pero los resultados que se pueden lograr al descifrar el lenguaje animal podrían ser asombrosos.
Los delfines y los ratones son los mayores sospechosos entre los animales cuyo lenguaje podríamos llegar a comprender con el uso de inteligencia artificial.
En un intento probable de dar a conocer las noticias científicas más dulces del año, un grupo de científicos de la Universidad de Washington ha anunciado un nuevo sistema de inteligencia artificial que tiene como objetivo descifrar el chirrido de los ratones.
ProfundoSqueak, un software avanzado, puede analizar vocalizaciones de roedores y comparar sonidos con los comportamientos observados en entornos de laboratorio. Con este proceso, puede tener lugar una decodificación progresiva del lenguaje de los ratones y otros roedores: los investigadores esperan que esta tecnología pueda ser útil en un vasto campo de estudios médicos y psicológicos.
Investigación, publicado esta semana en la revista científica Neuropsychopharmacology, se basa en un uso revolucionario del espectrograma, capaz de transformar una señal de sonido en una imagen o una serie de gráficos.
Las medidas visuales así obtenidas se analizan luego con la ayuda de algoritmos avanzados de aprendizaje automático, pertenecientes a la misma "familia" que los utilizados por los sistemas de conducción autónoma actuales para "ver" la carretera y el contexto en el que los coches se mueven sin conductor.
La ventaja del sistema DeepSqueak es poder "escuchar" sonidos que de otro modo no serían escuchables por el oído humano: "Los roedores tienen un sistema de comunicación muy rico, que va más allá del rango de sonidos perceptibles para los humanos". dice Russell Marx, uno de los investigadores que presentó el estudio. "Nuestro software trabaja para visualizar todos estos sonidos, observar su forma y estructura y organizarlos por categoría".
Mira DeepSqueak en acción
Marx y el otro co-creador Kevin Coffey son estudiosos de la psicología y la adicción y ya han hecho interesantes descubrimientos en ambos campos: se interesaron en comprender la satisfacción de los roedores o los signos de depresión al trabajar con ellos en experimentos de drogadicción.
Los ratones, señala Coffey, están muy felices al ver un premio (como el azúcar), pero muestran satisfacción incluso en situaciones sociales particulares. Nuevamente: los roedores machos son más "repetitivos" cuando se encuentran entre sujetos del mismo sexo, mientras que hacen más compleja su gama de expresiones en presencia de un espécimen del sexo opuesto. (¡Dios, como nosotros los humanos! ¿En el pub entre chicos solo fútbol y motores?).
Podríamos seguir y seguir imaginando aplicaciones futuras de esta tecnología, pero el objetivo a corto plazo del equipo de investigación es utilizarla para una investigación en profundidad de la adicción.
"Si los científicos pudieran comprender mejor cómo las sustancias cambian la actividad cerebral al inducir sensaciones agradables o desagradables", dicen los investigadores, "Podríamos desarrollar tratamientos mucho más efectivos para la adicción".
Veamos qué dicen los ratones.