La historia de Bharat B. Aggarwal, un bioquímico que ha dedicado gran parte de su carrera al estudio de la curcumina, es un auténtico thriller en el mundo de la investigación científica. En el MD Anderson Cancer Center, Aggarwal realizó estudios en profundidad sobre esta sustancia, presente en la cúrcuma y utilizada tradicionalmente en la medicina ayurvédica, para explorar sus aplicaciones en el tratamiento de diversas patologías, incluidos varios tipos de cáncer.
Su investigación, inicialmente aclamada como pionera, pronto se convirtió en un nexo de controversias y disputas académicas, planteando cuestiones fundamentales sobre la integridad de la investigación científica y su impacto en el mundo real.
Ascenso y caída de un investigador
Bharat B. Aggarwal, desde que se unió al MD Anderson Cancer Center en 1989, ha destacado por su interés en la curcumina. Al publicar más de 120 artículos sobre el tema, Aggarwal ha contribuido significativamente a la literatura científica sobre esta sustancia. Sin embargo, en 2012, su carrera dio un giro drástico tras acusaciones de manipulación de imágenes en sus estudios.
Las acusaciones anónimas pero detalladas llevaron al Centro Oncológico MD Anderson a iniciar una investigación sobre Aggarwal, que culminó con la retractación de muchos 30 de sus artículos.
El problema de las retracciones: no se trata de curcumina
La cantidad de retractaciones asociadas con un solo autor como Aggarwal es actualmente rara y alarmante. Este fenómeno plantea cuestiones cruciales sobre la veracidad y la ética en la investigación científica. Los artículos retractados de Aggarwal presentaban numerosos casos de imágenes manipuladas y duplicadas, así como casos éticamente cuestionables que implicaban el uso de animales de laboratorio.
¿Por qué lo hizo? Este es exactamente el punto. A pesar de la popularidad de la curcumina como suplemento dietético y del enorme volumen de investigaciones realizadas, los estudios clínicos bien realizados nunca han demostrado su eficacia como agente terapéutico.
La curcumina es ciertamente segura para el consumo humano en la mayoría de sus formas, pero simplemente no tiene las propiedades necesarias para ser un buen candidato farmacéutico. El fraude como la manipulación de las búsquedas ha cambiado la trayectoria de miles y miles de millones de euros. De miles de pequeñas y grandes empresas que han vendido este complemento. Y de millones de personas convencidas de buena fe de que obtendrán beneficios.
¿Esto sólo pasó con la curcumina? ¿Acaba de suceder ahora?
La importancia de la integridad en la investigación.
El caso de Aggarwal y la curcumina es emblemático de cómo el fraude científico puede distorsionar todo un campo de investigación. La mayoría de los estudios e investigaciones (incluso financiados por organismos públicos) sobre este tema siguen citando el trabajo de Aggarwal. Es poco probable que esta explosión de financiación e investigación se hubiera producido sin el fraude a gran escala perpetrado por Aggarwal.
Es la demostración de que, a pesar de la tendencia de la ciencia a autocorregirse, el proceso tiene costes elevados: cientos de millones de euros de los contribuyentes, innumerables horas de trabajo de jóvenes científicos, miles de animales de laboratorio sacrificados, pacientes implicados en ensayos clínicos ineficaces y personas que preferían tratamientos no convencionales, basados en investigaciones llenas de mentiras. El respeto por la ciencia y la confianza en la ciencia dependen del rigor de los científicos y de la seriedad de los controles.
Es inútil señalar con el dedo las teorías de la conspiración, si no son correctas.