Las granjas del futuro no serán solo lugares donde se cultiven alimentos, sino que también se convertirán en agentes activos en la restauración del medio ambiente. Este concepto revolucionario está ganando terreno en todo el mundo: ¿el objetivo? Transformar la agricultura de una de las principales causas de la degradación ambiental a una solución "regenerativa" para eliminarla.
Agricultura regenerativa: un nuevo enfoque
La agricultura regenerativa es un enfoque de la agricultura que tiene como objetivo regenerar la salud del suelo y del ecosistema, en lugar de simplemente mantener el status quo. Este enfoque puede ayudar a revertir el daño causado por prácticas agrícolas convencionales como arar o quemar. Prácticas que pueden degradar el suelo y el medio ambiente circundante.
La agricultura regenerativa puede ayudar a mitigar el cambio climático tanto para nosotros como para las generaciones futuras. Estas técnicas contribuyen a una 37% de aumento en el rendimiento de los cultivos. ¿En resumen? Más ingresos para los agricultores y mejor calidad de vida para sus familias.
Dos modelos sobre todo

El primer enfoque efectivo para la restauración ambiental es el modelo de aguas de la cuenca. Un área de captación es una región definida por ríos y arroyos que desembocan en un cuerpo de agua más grande. Trabajar dentro de las cuencas hidrográficas es efectivo porque la vida allí está interconectada: el cambio positivo se multiplica a medida que ocurren mejoras ambientales y los vecinos ayudan a los vecinos. Está claro que para que este enfoque sea rentable y sostenible, es necesario repensarlo por completo desde una perspectiva futura.

Otro de los cambios impactantes que podemos hacer en la agricultura global para hacerla verdaderamente regenerativa es precisamente la restauración de tierras agrícolas degradadas. El mundo ha inutilizado más de un tercio de su tierra cultivable en los últimos 40 años. En muchos casos, el suelo ha sido mermado por décadas de malas prácticas, como la sobrepastoreo de ganado, el uso indebido de productos químicos y fertilizantes, o la siembra de los mismos cultivos temporada tras temporada.
Si empleamos técnicas y tecnologías para restaurar tierras de cultivo degradadas, podemos avanzar mucho hacia la solución de nuestras crisis planetarias.
El reto de la transición

A pesar de la existencia de soluciones y tecnologías, el principal desafío sigue siendo brindar incentivos financieros para apoyar a los agricultores en la transición a la agricultura regenerativa. En Brasil, por ejemplo, The Nature Conservancy e Grupo Syngenta trabajan junto con ganaderos, agricultores y otros a un plan para restaurar un millón de hectáreas de pastizales degradados en el Cerrado, una vasta sabana rica en diversidad de plantas y vida silvestre.
Evidentemente, la tecnología también podrá hacer su parte. Y son muchas cosas, incluidos nuevos sensores que monitorean el suelo (hay un fantástico proyecto de semillas artificiales de nuestro Instituto Italiano de Tecnología) y dispositivos que eliminar las malas hierbas sin usar pesticidas.

¿Otro ejemplo? Una tecnología desarrollada por la startup Laboratorios Chrysa. ¿De qué se trata? En esencia, es una sonda que puede analizar los niveles de carbono en solo 20 segundos. El tiempo de espera actual para análisis de laboratorio como estos puede llegar a ser de un año y medio.
Y no he mencionado la contribución que la genética también puede hacer. Sobre todo con la mejora de las técnicas de edición de genes como CRISPR. El tema es tan amplio que merece un artículo separado. ¿Y qué hay del granjas verticales? Otro debate amplio.
Al adoptar nuevos enfoques audaces para restaurar las tierras agrícolas degradadas del mundo, podemos enfrentar el desafío compartido de frenar el cambio climático y satisfacer las necesidades alimentarias de una población mundial en crecimiento.
El futuro, hay que decirlo, está todo por cultivar.