El escenario es el de una nave espacial futurista, y ustedes son astronautas que se dirigen a Marte. Seguro que te ocupas de los sistemas de a bordo, de la ruta y de los experimentos a realizar, pero solo una pregunta seguirá viniendo a tu mente a lo largo del día. Y es "¿qué hay para cenar?". El hombre no vive solo de la tecnología, amigos. Incluso el astronauta necesita comida.
Nuestras experiencias humanas nos harán compañía en el gran vacío del espacio, y la comida es una parte integral de él. Incluso a millones de kilómetros de la Tierra se debe magnà.
¿Qué pondremos en la placa de "espacio"?
Cuando se trata de alimentos en el espacio, no se trata solo de calorías y nutrientes. Al igual que en la Tierra, será importante poder saborear, experimentar y disfrutar una buena comida. Esta es la razón por la cual el neurogastronomía, una disciplina científica revolucionaria que tiene como objetivo transformar la comida de los astronautas de un simple alimento a una experiencia sensorial completa.
Lejos de los fogones de su cocina "académica" bob perry, chef de la Universidad de Kentucky, colabora con La humanidad en el espacio profundo, un grupo dedicado a encontrar soluciones a los desafíos que enfrentamos al convertirnos en una especie interestelar.
Las misiones espaciales de larga duración, explica Perry, tienen un impacto psicológico. Neurogastronomía, término acuñado en 2006 por Pastor gordon, un neurobiólogo de la Universidad de Yale, explora las fascinantes conexiones entre el cerebro y nuestra experiencia con los alimentos al descubrir cómo percibimos y nos gusta lo que comemos. El último estudio sobre el tema Lo encuentras aquí.

El reto culinario hacia el Planeta Rojo
Viajar a Marte no es exactamente como pasar una tarde en una pizzería. No se trata solo de alimentar a la tripulación, se trata de mantener el equilibrio entre la nutrición y el disfrute de la comida.
El desafío no solo se refiere a la producción de alimentos a bordo de las naves espaciales, sino también a cómo la atmósfera espacial particular afecta el microbioma y los procesos digestivos: la salud de los intestinos de los astronautas se convierte en un enfoque fundamental.
Al estudiar todas las interacciones entre los alimentos y el cuerpo, los investigadores pueden idear estrategias dietéticas que optimicen la absorción de nutrientes y promuevan el bienestar general. La comida, ya sabes, no es solo sustento: y la de los astronautas no debería ser una excepción.

Alimentos para el cuerpo y la mente
El aislamiento y las dificultades de los viajes al espacio profundo pueden afectar profundamente la psicología humana.
En todas partes de la historia se encuentra una mesa donde la gente se reúne para comer en cada sociedad. Las herramientas y aplicaciones para cocinar en gravedad cero serán esenciales para los 'gastronautas', ya que les permitirán enfrentar desafíos y preparar comidas en un entorno de microgravedad.
El pensamiento de los trekkies boomer como yo gira naturalmente hacia la figura del “cocinero espacial”, un tripulante que también se encargará de “conectar” a sus compañeros a través de la comida. Tal vez gestionando pequeños sistemas alimentarios sostenibles de circuito cerrado.
Comprender cómo dar a los futuros "Neelixes" en el espacio una cocina (y un huerto) también puede inspirarnos a optimizar el uso de alimentos en la Tierra, reducir el desperdicio y cultivar comidas nutritivas, abordando así los problemas de escasez de alimentos y sostenibilidad aquí. casa, donde el hombre ya ha puesto un pie. Aquí estoy.