La posibilidad de realizar viajes espaciales en estado de sueño profundo, antaño relegada a la ciencia ficción, está ahora más cerca de la realidad gracias a un reciente descubrimiento científico. La práctica de la hibernación inducida artificialmente, similar a la natural de muchas criaturas de nuestro planeta, podría brindar a los humanos la posibilidad de realizar largos viajes interestelares en una especie de hibernación invernal. Una perspectiva que, lejos de las imaginativas tramas de Star Trek, se apoya en sólidos fundamentos científicos.
Dormir para alcanzar las estrellas
El equipo de científicos, dirigido por el profesor hong chen de la Universidad de Washington en St. Louis, logró desencadenar la hibernación en ratones y ratas (criaturas que normalmente no hibernan) mediante pulsos ultrasónicos. Y ahora se preguntan si no podemos hacer lo mismo con los humanos. En resumen, los investigadores descubrieron un grupo específico de neuronas en el hipotálamo que regulan la temperatura y el metabolismo del cuerpo durante la hibernación.
Luego, utilizando un casco que emite ultrasonidos, lograron activar artificialmente estas neuronas en ratones. ¿Resultado? Los ratones se "enfriaron" unos 3 grados centígrados durante una hora, su metabolismo pasó de carbohidratos y grasas a solo grasas (una característica típica de la hibernación) y su frecuencia cardíaca disminuyó en un 47%. Todo esto sucedió a temperatura ambiente.
Hibernación “bajo demanda”, un nuevo horizonte para la medicina
Imaginemos astronautas con cascos especiales que dirigen los ultrasonidos hacia elhipotálamo para inducir un estado de hipotermia e hipometabolismo: hibernación cuando se lo ordene. Sería increíble, pero hay más. Además de poder utilizarse para viajes espaciales de larga duración, este descubrimiento también tiene enormes implicaciones médicas: el estado de letargo inducido podría dar a los médicos un tiempo precioso para tratar enfermedades potencialmente mortales, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. "Esto ofrece perspectivas prometedoras para mejorar las posibilidades de supervivencia de los pacientes", afirmó Chen.
Y eso no es todo. Esta tecnología no invasiva podría conducir al desarrollo de dispositivos portátiles, como cascos ultrasónicos, para facilitar el acceso en situaciones de emergencia. Esta y otras posibles aplicaciones están contenidas en el estudio publicado en Nature Metabolism (lo enlazo aqui).
En resumen, nos estamos preparando para un futuro en el que dormir significa realizar un sueño. Puede que no pase mucho tiempo antes de que un sistema de ultrasonido ponga a “dormir” a las personas que están perdiendo demasiada sangre, o a los astronautas en largos viajes intergalácticos, o quién sabe qué más. ¿Por qué poner límites? ¡Nunca te duermas en los laureles! A menos que sea un sueño "a pedido".