Un equipo de científicos informa que han encontrado la descripción más antigua de una tormenta solar.
Análisis recientes han revelado evidencia de una enorme tormenta solar alrededor del 660 a. C. en núcleos de hielo y anillos de árboles.
Con estos datos adquiridos, un equipo de investigación en Japón e Inglaterra se preguntó si era posible encontrar rastros de este episodio en registros astronómicos antiguos, y es posible que haya encontrado rastros de él en antiguas tablillas asirias.
Durante el siglo XIX, los arqueólogos de todo el mundo descubrieron miles de tabletas que datan del imperio asirio en Mesopotamia, que documentaron historias, tratados, narraciones (incluido el famoso poema épico de Gilgamesh) y movimientos astrológicos.
Estos últimos escritos incluyeron la observación de planetas, de fenómenos como los cometas y meteoritos y varios pronósticos.
Los investigadores de hoy han descifrado estos documentos astrológicos en busca de eventos similares a las auroras, definidos como "fenómenos de luz rojiza en el cielo" y causados por la interacción entre las partículas solares y la atmósfera. A pesar de la ausencia de citas en muchos de los documentos analizados, el equipo pudo obtener al menos uno de sus rangos de tiempo.
La gran tormenta solar del 660 a.C.
Il artículo publicado en Astrophysical Journal Letters identifica referencias a una gran tormenta solar en documentos que datan de 679 a. C. a 655 a. C. Estos documentos hablan de cielos repentinamente envueltos en productos lácteos rojos o halos nocturnos.
La region deAsiria Puede parecer un poco demasiado al sur para ver una aurora, pero en el siglo VII a. C. el norte magnético estaba mucho más cerca del Medio Oriente (y las tormentas solares tienden a mover los fenómenos aurorales más al sur).
La tormenta solar del 660 aC sería, por lo tanto, una de las más poderosas, y ciertamente la primera registrada. Una "bala" de tales partículas puede haber causado un agujero en la capa de ozono.
Si se confirma, estas correlaciones pueden ayudar astronomía comprender una posible naturaleza cíclica del fenómeno de las tormentas solares.