Los astrónomos han hecho un descubrimiento sin precedentes en el espacio profundo: una nube gigantesca compuesta de agua ordinaria (la que bebemos en la tierra) y agua pesada.
El disco de material se encuentra a unos 1.300 años luz de distancia, en la constelación de Orión, en una zona llamada V883 Orión fotografiado por primera vez en 2016, pero solo ahora analizado en profundidad.
Este descubrimiento es el primero en el que los astrónomos han podido medir la composición del agua en un disco protoplanetario. Se trata de un avance importante que podría ayudar a explicar el origen del agua en nuestro sistema solar y, especialmente, su transporte a la Tierra a través de los cometas.
Tanques cósmicos
Según los investigadores que participan en un nuevo estudio (que te enlazo aquí), medir la cantidad de agua en un disco protoplanetario nos ayudará a llenar los vacíos de lo que sucede entre la fase de protoestrella y los cometas que se forman a partir de los restos de la formación planetaria.
Este descubrimiento fue posible gracias al Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), el gran radiotelescopio ubicado en Chile que ya es protagonista de otros descubrimientos. ¿Su especialidad? Es capaz de detectar firmas químicas, incluidas las que se encuentran en los discos protoplanetarios.
Más flechas para los astrónomos
En conclusión, como hemos mencionado, estamos ante un paso verdaderamente notable en la comprensión del universo y su formación.
Tal conjunto de información (y la perspectiva de obtener muchos más gracias a nuevas herramientas como el nuevo telescopio james webb) ayudará a los astrónomos en su trabajo.
Quizás algún día entendamos muchas más cosas, quizás todo sobre el origen del agua en la Tierra y cómo fue transportada por los cometas a través del espacio.