Recientemente, los astrónomos hicieron un descubrimiento que cambió todo lo que creíamos saber sobre las enanas blancas al encontrar un espécimen muy inusual: una enana blanca que parece tener un lado compuesto de hidrógeno y el otro lado de helio. ¿Cúal es su nombre? Bueno, es obvio.
El descubrimiento de Jano
Esta enana blanca de dos caras ha sido apodada Janus, en honor a la deidad romana de dos caras. Los científicos examinaron a Janus utilizando datos de dos observatorios, Palomar de Caltech en San Diego y el Observatorio WM Keck en Maunakea, Hawái.
Imagine un cuerpo celeste que gira sobre su eje cada 15 minutos, lo que permite a los investigadores ver ambos lados del mismo. Un cuerpo celeste con dos caras completamente diferentes. Por un lado, una superficie brillante de hidrógeno. Por el otro, una superficie de helio, que parece como si burbujas de gas se elevaran desde su profundidad.

Ilaria Caiazzo de Caltech, astrofísico de Piedmont e investigador principal del estudio, describió la naturaleza sorprendente de Janus: “La superficie de la enana blanca cambia completamente de un lado a otro. Cuando muestro las observaciones de la gente, se quedan boquiabiertos”.
Un fenómeno inesperado
La naturaleza de "doble cara" de esta enana blanca podría deberse al hecho de que Janus está pasando por una etapa evolutiva particular.
Caiazzo mismo explica: “No todas, pero algunas enanas blancas hacen la transición de un dominio de hidrógeno a uno de helio en sus superficies. Es posible que hayamos interceptado una enana blanca durante esta transición”.
Por qué esta evolución debería manifestarse tan claramente es todavía un misterio. Los científicos creen que podría estar relacionado con los campos magnéticos de la enana blanca. Estos campos podrían ser asimétricos o podrían alterar la presión de los gases en su atmósfera.

Enana blanca "de dos caras": en busca de respuestas
Para comprender mejor este extraordinario descubrimiento, los investigadores planean buscar otros objetos similares a Janus como parte de la observación.
La investigación, que tiene el potencial de reescribir los libros de texto sobre evolución estelar, fue publicada en la prestigiosa revista Nature (te lo enlazo aqui).