Hace unos 10 años, Karl Deisseroth, de la Universidad de Stanford, desarrolló una tecnología llamada optogenética (aquí la definición de Wikipedia).
La optogenética permite a los científicos estimular las células nerviosas individuales utilizando rayos de luz directamente en el cerebro de los seres vivos y en movimiento.
En este caso, la tecnología se ha utilizado para causar alucinaciones visuales en ratones de laboratorio. Estas alucinaciones los llevaron a actuar como si las cosas que vieron fueran ciertas.
Como su nombre indica, la optogenética implica la introducción de genes que transportan proteínas fotosensibles a las neuronas. Cuando la luz a una frecuencia específica ilumina estas neuronas, se activan como si fueran estimuladas naturalmente.
Las fases del experimento
En los últimos estudios publicados en la revista Science, Deisseroth y sus colegas introdujeron dos conjuntos de genes en las neuronas de la corteza visual del conejillo de Indias. Un gen condujo a la producción de una proteína fotosensible. El otro gen dio lugar a una proteína fluorescente que activaba una luz verde cuando se estimulaba la neurona.
Con una pequeña abertura cubierta de vidrio, los científicos pudieron iluminar la corteza visual y observar las reacciones. Lo hicieron usando hologramas especiales que llevaban fotones a puntos precisos en la corteza visual, a la altura de neuronas específicas.
En este punto, los investigadores entrenaron a los conejillos de indias para responder de manera diferente a las líneas horizontales y verticales. Luego enviaron impresiones holográficas que hicieron que estas líneas aparecieran en los conejillos de indias.
Cuando todo estuvo organizado, los investigadores pudieron enviar alucinaciones de cobayos con líneas horizontales y verticales al cerebro. Los conejillos de indias reaccionaron como si realmente los tuvieran frente a ellos.
El detalle interesante del experimento es cómo es posible producir alucinaciones perfectas que son indistinguibles de la realidad estimulando muy pocas neuronas.
El estudio, ya increíble en sí mismo, conducirá a resultados impensables. Será posible alcanzar una nueva conciencia sobre el funcionamiento del cerebro en condiciones como la esquizofrenia.