L'agua potable es un bien precioso, que falta por completo en muchos países del mundo. Para ganar la batalla a la desnutrición y la falta de agua potable, los científicos miran al pasado, concretamente al antiguo Egipto, cuando en tiempos de los faraones el agua se hacía buena y potable gracias al uso de algunos semi. Entre las múltiples investigaciones sobre el tema, destaca la realizada por la Universidad Estatal de Pensilvania, que se ha ocupado de profundizar en este tema para buscar métodos que puedan purificar el agua de forma natural y por lo tanto hazlo potable para la población
La planta que produce las semillas purificadoras se llama Moringa oleifera y crece en el cinturón subtropical y ecuatorial del planeta. En particular, los antiguos egipcios usaban la harina obtenida de sus semillas para purificar el agua y así hacerla potable. Los científicos estadounidenses analizaron entonces las semillas de la planta para entender sus virtudes y la razón de su función podría estar escondida en una de las proteínas que la componen, que cumple una función catiónica, es decir, con carga positiva. Esta proteína contiene una especie de secuencia peptídica, capaz de atravesar gérmenes, microbios y bacterias como un verdadero cuchillo y, por lo tanto, matarlos, haciendo que el agua sea más pura.
La función de la proteína está asociada a la naturaleza de las semillas, que una vez sumergidas en agua cumplen una función purificadora adicional, ya que bajan al fondo sustancias contaminantes y microbios, dejando el agua superficial pura y limpia. Pero las semillas hacen mucho más, ya que apuñalan a las bacterias y las unen en una sola membrana, lo que provoca que los gérmenes acaben en el fondo del recipiente, que ya no molestan a quienes beben el agua. En otras palabras, las semillas eliminan permanentemente los gérmenes y microbios, con un sistema natural infinitamente refinado.