Estás adentrándote en la selva tropical de América del Sur, siguiendo el animado canto de un pájaro. Su canto resuena entre los árboles durante el día, pero cuando cae la noche se disuelve en el silencio del sueño. ¿O no? Gracias a un descubrimiento revolucionario realizado por investigadores deUniversidad de Buenos Aires Ahora podemos responder a esta pregunta. Armados de electrodos, modelos matemáticos y una curiosidad insaciable, investigadores argentinos lograron descifrar el código de los sueños cantores de Kaskadi, brindándonos una sinfonía nocturna sin precedentes.
Del despertar al sueño: una canción sin fronteras
El protagonista de esta extraordinaria investigación es el pitango azufrado (Pitangus sulfuratus), también conocido como “Kaskadi” por el sonido de su inconfundible llamado. Este vivaz pajarillo, muy extendido por gran parte de Centro y Sudamérica, es famoso por su carácter territorial y el canto tripartito con el que defiende su espacio. Durante el día, el Kaskadi produce una vocalización característica, una especie de "trino" compuesto de sílabas cortas, acompañada del levantamiento de las plumas de la cabeza. Es una señal de desafío hacia los intrusos.
¿Pero qué pasa cuando Kaskadi se queda dormido? Su cerebro, en particular el área dedicada al canto diurno, permanece activo y muestra patrones sorprendentemente similares a los que se producen durante la vigilia. Investigaciones anteriores ya han demostrado que estos patrones cerebrales activan los músculos vocales del ave, permitiéndole "tocar" silenciosamente una canción durante el sueño. Sin embargo, hasta ahora nadie había podido descifrar el contenido de estos sueños cantados.
Escuchando los sueños de los Kaskadi
Para desentrañar este misterio, los investigadores han implantado sistemas especiales electrodos de electromiografía (EMG) en el Kaskadi, capaz de medir la respuesta muscular y la actividad eléctrica en el obliquus ventralis, el músculo más importante para la producción del canto. Al grabar simultáneamente EMG y audio de canciones mientras las aves estaban despiertas y dormidas, los científicos acumularon una valiosa base de datos.
Pero, ¿cómo se traducen estas señales musculares en cantos audibles? Aquí entramos en el campo de la modelización matemática. Los investigadores utilizaron un modelo dinámico preexistente del mecanismo de producción de sonido de Kaskadi, que descompone lo que sucede en la siringe (el órgano vocal de las aves) en una serie de ecuaciones.
Durante los últimos 20 años he estado trabajando en la física del canto de los pájaros y en cómo traducir la información muscular en canto. De esta forma, podemos utilizar patrones de actividad muscular como parámetros de un modelo de producción de canciones y sintetizar la canción correspondiente.
Gabriel Mindlin, autor principal del estudio.
Una ventana a la mente animal
Al analizar la actividad muscular durante el sueño, los investigadores descubrieron patrones consistentes correspondientes a los trinos producidos por Kaskadi durante las disputas territoriales diurnas. Curiosamente, estos “trinos oníricos” estaban asociados con el levantamiento de las plumas de la cabeza, al igual que durante el día. Utilizando los datos recopilados, los científicos lograron crear la versión sintética de uno de estos trinos. Poesía y ciencia, en definitiva: saboreamos las melodías que pueblan los sueños de los pájaros. ¿Quieres escuchar?
“Sentí una gran empatía al imaginar a ese pájaro solitario recreando una disputa territorial en su sueño”, confiesa Mindlin. "Tenemos más en común con otras especies de lo que normalmente reconocemos". Este descubrimiento no sólo nos acerca a la comprensión de la mente de las aves, sino que también abre nuevas y fascinantes perspectivas para el estudio del cerebro aviar, los sueños de los animales y de su lengua. Esta metodología podría extenderse a otras especies, allanando el camino para una nueva era en la exploración de la mente animal. Quién sabe qué otras melodías oníricas podríamos descubrir, de ballenas hasta los elefantes, desde los delfines hasta los primates. Cada especie podría tener su propia “banda sonora nocturna”, una sinfonía de sueños esperando a ser escuchados.
Desde Kaskadi en adelante
El descubrimiento de los investigadores argentinos, como dije, me fascina por su valor poético. Pero también tiene profundas implicaciones científicas. Los sueños siempre han estado ahí. uno de los grandes misterios de la biología, un territorio inexplorado que esconde los secretos más profundos de la mente. Comprender cómo sueñan los animales podría ayudarnos a arrojar luz sobre los mecanismos evolutivos y neurobiológicos que gobiernan esta fascinante actividad cerebral. Y luego esta investigación nos recuerda cuán delgada es la frontera entre nosotros y otras especies. Saber que compartimos la experiencia de soñar con criaturas aparentemente tan distantes de nosotros es un pensamiento impactante y reconfortante. Nos recuerda que, más allá de las diferencias superficiales, todos somos parte de la misma gran aventura de la vida en la Tierra.
Mientras los Kaskadi dormitan (por así decirlo) sobre las ramas, arrullados por sus melodías nocturnas, podemos imaginar qué aventuras están viviendo en sus pequeños y grandes mundos oníricos gracias al trabajo pionero de investigadores de la Universidad de Buenos Aires. Quizás algún día comprendamos el lenguaje de los sueños lo suficiente como para poder conversar con nuestros compañeros emplumados, en un dúo que traspase la barrera entre especies y nos una en la maravilla de la vida consciente.