En un laboratorio del Hospital Infantil de Filadelfia (CHOP), un cordero aún no completamente desarrollado yace en una especie de saco transparente, sumergido en un líquido que se asemeja al entorno de un útero. No es el comienzo de una película de ciencia ficción, sino el resultado de una investigación de 2017 que captó la atención mundial. ¿El objetivo? Desarrollar un "útero artificial" para mejorar la supervivencia y la calidad de vida de los recién nacidos extremadamente prematuros.
A medida que la tecnología se acerca a las pruebas clínicas en humanos, surgen preguntas cruciales: ¿puede realmente replicar las condiciones de un útero natural? ¿Y cuáles son las implicaciones éticas de tal innovación?
El útero artificial: ¿una revolución para los bebés prematuros?
El experimento de 2017 realizado por CHOP (y empresas relacionadas investigación) han capturado la imaginación de muchos, evocando visiones futuristas de humanos crecidos íntegramente en laboratorios. Por eso es necesario dejar las cosas claras: el equipo de investigación está hoy Buscando aprobación lo que allanaría el camino para los primeros ensayos clínicos en humanos de su dispositivo, que se llama EXTEND.
EXTEND es un acrónimo que significa extra-uterino Eambiente para Nrecién nacido Ddesarrollo. Al contrario de lo que se podría pensar, el objetivo no es hacer crecer un feto de principio a fin, sino mejorar las posibilidades de supervivencia y la calidad de vida de los recién nacidos extremadamente prematuros, es decir, los que nacen antes de las 28 semanas de gestación.
El potencial de la tecnología.
Alan Flake, cirujano fetal de CHOP, reitera que si esta nueva tecnología tiene éxito podría revolucionar la forma en que se tratan los embarazos de alto riesgo. En lugar de nacer prematuramente y depender de un ventilador, los recién nacidos podrían ser "transferidos" al sistema EXTEND. Como se puede imaginar, la visión ha atraído la atención de muchos inversores, y la nueva empresa Vitara Biomedical recaudó 100 millones de dólares para seguir desarrollando la tecnología.
Y ahora estamos en un punto de inflexión: los días 19 y 20 de septiembre, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) discutirá las implicaciones regulatorias y éticas de la tecnología EXTEND. Un debate al que seguirán muchos otros grupos de investigación de todo el mundo que están desarrollando dispositivos similares. Y por bioéticos interesados en las posibles repercusiones en la salud, los derechos reproductivos y muchas otras cuestiones.

El problema del parto prematuro
El nacimiento prematuro es una de las principales causas de muerte y discapacidad en niños menores de cinco años. En 2020, hubo aproximadamente 13,4 millones de nacimientos prematuros en todo el mundo, con aproximadamente 900.000 muertes en 2019 debido a complicaciones relacionadas con estos nacimientos. La tecnología del útero artificial tiene como objetivo mejorar las perspectivas de estos recién nacidos proporcionando un entorno más similar al útero de la madre durante las semanas cruciales entre las semanas 22 y 28 de gestación.
Es evidente que todavía habrá varios desafíos que superar. Por ejemplo, conectar los vasos sanguíneos del cordón umbilical al sistema para que la sangre del feto pueda oxigenarse fuera del cuerpo es un procedimiento sumamente delicado que hoy debe realizarse en cuestión de minutos. No hace falta decir, entonces, que existen diferencias significativas entre corderos y humanos que deberán tenerse en cuenta para comenzar la experimentación. Los límites a considerar, sin embargo, son éticos.

Útero artificial, dudas éticas
Bueno, ¿por dónde empezamos? La tecnología del útero artificial, como todas las tecnologías verdaderamente transformadoras, plantea más de una pregunta legítima.
En primer lugar, el uso del útero artificial podría desdibujar aún más la línea entre lo que consideramos vida "in utero" y vida "externa". Si un feto puede ser mantenido fuera del útero de la madre antes del plazo tradicionalmente aceptado, las discusiones sobre el derecho al aborto y la definición misma del comienzo de la vida darán un vuelco.
¿Queremos hablar de las implicaciones para la maternidad? La experiencia del embarazo tiene profundas implicaciones psicológicas, emocionales y físicas para la madre. Si un feto puede crecer en un útero artificial, el vínculo madre-hijo (y las expectativas sociales sobre la maternidad) cambian. ¿Tendrá una madre el mismo vínculo emocional con un niño criado en un útero artificial? ¿Y cómo influirá en la percepción que tiene la sociedad del papel de las madres y de la maternidad "real"?
Nuevamente: como ocurre con otras nuevas tecnologías médicas (pienso en aquellas que buscan aumentar la longevidad), surgen preocupaciones sobre quién tendrá acceso a estas tecnologías y a qué costo. El útero artificial podría convertirse en un recurso disponible sólo para quienes pueden permitírselo, creando más desigualdades en la salud y los resultados neonatales.
En fin
Las dudas éticas que he enumerado (sólo algunas de muchas) muestran lo compleja que es la introducción de nuevas tecnologías en el campo médico y reproductivo. Sin embargo, el útero artificial tiene el potencial de aportar importantes beneficios: es esencial abordar estas cuestiones con sensibilidad y cuidado, para ser testigos de una nueva era en la medicina neonatal.