Hay un encanto "secreto" en nuestra piel, y la mayoría de nosotros lo mantenemos oculto a la vista. ¡Incluso el tuyo! No vemos rayas o manchas como las de un tigre o una vaca cuando nos miramos en el espejo, pero eso no significa que no estén allí.
Gracias a una peculiaridad en la forma en que se forma nuestra epidermis, tenemos verdaderas "texturas invisibles" debajo de la superficie. Hay un rumor en la web de que nuestras mascotas pueden verlos, pero es un engaño. Se vuelven visibles solo en ciertas circunstancias: por ejemplo, en presencia de eczema o vitíligo.
Somos animales rayados (secreto)
En 1901 el dermatólogo alemán alfred blaschko se centró en más de 150 pacientes, estudiando los patrones de lunares, marcas de nacimiento y otras afecciones de la piel en sus cuerpos. Fue él quien intuyó que podían seguir caminos bien definidos.
No es casualidad que hoy en día estas rayas sean conocidas como Líneas de Blaschko. ¿Qué más sabemos desde entonces? Parece que están presentes desde el nacimiento, y que no siguen otros "trazos" conocidos de nuestro cuerpo (como vasos sanguíneos o nervios). Por el contrario, tienen criterios completamente independientes.
100 años después de estos descubrimientos, el médico Rodolfo Happle agregó nuevos detalles al mapa: entre arcos pectorales ondulados, rayas más "montañosas" en la espalda, anillos arremolinados en las nalgas, espirales en el cuero cabelludo y otras "trayectorias" en el cuello.
Un viaje a través de las células

Ahora se cree que estas líneas de Blaschko trazan el camino que toman nuestras células a medida que se dividen y se convierten en piel que nos rodea, durante el desarrollo embrionario.
Estos caminos son trazados por células en la superficie de nuestra piel, llamadas queratinocitos, y por los responsables del pigmento de nuestra piel, melanocitos, ubicados más profundamente en la epidermis.
Algunos de estos patrones en nuestra piel pueden estar relacionados con el cromosoma X que heredamos de nuestros padres.
Obras únicas
Los procesos celulares, en otras palabras, dan lugar a extraordinarios "patrones" de mosaico que pueden variar desde pequeñas rayas hasta parches más grandes. Una prueba más, por si hiciera falta, de que cada uno de nosotros somos una obra de arte absolutamente única e irrepetible.
En cualquier caso, las rayas que nos atraviesan no son solo una curiosidad “estética” que asoma de vez en cuando como una pequeña avería.

Su mayor comprensión también puede ayudar a los médicos a diagnosticar enfermedades de la piel. Mientras imaginas cómo podrías ser (¿prefieres atigrado, rayado o manchado?), ten en cuenta que estas rayas también pueden conducir a información mucho más profunda.
Y poco a poco tal vez lleguemos allí.