El príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman está planeando una obra arquitectónica que supera a las pirámides egipcias en tamaño y resonancia.
De acuerdo con el WSJ, los planos que están estudiando los arquitectos de Salman son gigantescos y serían, con mucho, la estructura más grande del mundo. Se trata de una "línea" larguísima formada por dos rascacielos paralelos y de 480 metros de altura que se extendería durante 120 kilómetros. El nombre de este complejo es Mirror Line, y en las intenciones de quienes lo están proyectando, debería albergar a unos cinco millones de personas.
¿El costo? Ni que decir tiene, faraónico. Hasta un billón de dólares por lo que parece un Edén largo y dorado por las fotos, pero que podría convertirse en una pesadilla.
Una ciudad lineal
La operación, sea o no su forma final, es parte del esfuerzo saudí para "sacudir" una economía hasta ahora basada en el petróleo. Tampoco excluyo que pueda servir para quitar la percepción internacional de un Estado iliberal, que viene a matar (esta es la acusación) a sus opositores políticos, como el periodista Jamal Kashoggi.
El caso es que Mirror Line es un intento más de crear una vieja bola de Mohammed Bin Salman, la de la "ciudad lineal". Un asentamiento urbano viable con su propio ferrocarril de alta velocidad y equipado con un estadio, un puerto deportivo y otras megaestructuras alimentadas, leí, por energías renovables. No es casualidad que este proyecto parezca una reedición (a la baja) del primer proyecto, el de Neom, una ciudad lineal de 170 kilómetros (te lo contamos aquí, enero de 2021).
Sería una locura, príncipe.
Los sueños de gloria del príncipe saudí parecen traducirse en una realidad catastrófica si se empieza a evaluar esta hipótesis. ¿Cómo se llevaría a cabo la gestión de una pandemia en esta “trampa” de edificios paralelos? ¿Qué pasa con un posible problema de la cadena de suministro?
Por no hablar de las rutas migratorias de las aves e incluso de los acuíferos: el daño (incluso involuntario) de una estructura similar podría ser gigantesco.
¿Contamos con la sensibilidad del príncipe saudí en estos temas? La pregunta tiene algo de retórica, y no añadimos nada más por comprensible temor.