David Sretavan, profesor de Oftalmología en la Universidad de California, en San Francisco, estudia la forma de reparar el daño al nervio óptico causado por el glaucome, un trastorno que causa ceguera irreversible y afecta a unos 70 millones de personas en todo el mundo.
El glaucoma es un trastorno que surge de un complejo de causas sin un desencadenante aparente. Intentamos monitorear su posible inicio midiendo la presión del globo ocular, pero las fluctuaciones rápidas y frecuentes de esta presión no permiten un control efectivo y constante. No se pueden hacer en casa, sino solo en centros autorizados. De hecho, estamos en la Edad Media en este campo médico.
Para que estos mecanismos de medición sean más efectivos, el Prof. Secretavan y su equipo están diseñando un pequeño sensor que refleja la luz y se puede implantar directamente en el iris del paciente. ¿El resultado? Monitoreo constante.
El sensor ocular de Sretavan es un ejemplo de un campo de la ciencia que fusionará la biomedicina y la nanotecnología: los sensores pequeños reemplazarán muchas funciones de los diagnósticos actuales y nos permitirán mantener bajo control los principales parámetros vitales de una manera simple y conveniente.
Sensores hoy - La tecnología actual nos permite controlar fácilmente nuestra frecuencia cardíaca o temperatura: incluso en un reloj inteligente. Aparte de esto, todavía no existen dispositivos eficaces para analizar de forma simultánea y constante diferentes parámetros vitales. Amay Bandodkar de la Universidad de San Diego ha desarrollado otras soluciones: tintas especiales capaces de reaccionar con las proteínas de la glucosa y mostrar su situación directamente sobre la piel del paciente (muy útil en caso de diabetes). Otros investigadores de la Universidad de Columbia han creado un accesorio capaz de diagnosticar el VIH: se basa en pequeños sensores y biomarcadores y se puede utilizar con un teléfono inteligente.
Los sensores mañana Desde nanomotores capaces de llevar la medicina exactamente donde se necesita en el cuerpo hasta formidables nuevos sistemas de diagnóstico, los sensores pueden jugar un papel clave: en los próximos 50 años, habrá importantes revoluciones médicas relacionadas con la aplicación de esta tecnología.