Siéntese y prepárese para un viaje al increíble mundo de la tinta de “camuflaje”, donde científicos imaginativos se han inspirado en los pulpos para inventar una tecnología extraordinaria.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Hong Kong y la Universidad de Xiamen se inspiraron en esta compleja mecánica natural para crear la nueva tinta iridiscente. ¿Escribí bien? Sí, efectivamente se trata de una tinta innovadora que puede cambiar de color a pedido, gracias al uso de microesferas que responden a diferentes longitudes de onda de luz. Como un camaleón cibernético, su superficie puede mostrar cualquier color. Se avecina una auténtica revolución para las pantallas electrónicas o incluso para los sistemas de camuflaje activo.
La lección de los pulpos
Lo dije, lo repito, lo repetiré siempre: bendito sea allí biomimetismo! Esta brillante idea también surge de la naturaleza. En concreto, de nuestros amigos pulpos y calamares. Estos astutos habitantes del océano son famosos por su capacidad de cambiar de color gracias a órganos llamados cromatóforos: “bolsas” de pigmento que pueden expandirse o contraerse a voluntad. Dependiendo de qué pigmentos de color sean visibles u ocultos en cada momento, la piel del animal adquiere un color o patrón específico. Es en este complejo mecanismo natural para crear la nueva tinta iridiscente que los científicos se inspiraron para su investigación publicada en Nature (te lo enlazo aqui).
Tinta “camuflaje”: como una impresora. ¡Pero mejor!
La tinta, que puede cambiar según sea necesario, contiene microesferas de dióxido de titanio y tintes cian, magenta y amarillo. Este trío te resultará familiar si alguna vez has cambiado la tinta de tu impresora, ya que son los colores básicos que se utilizan para reproducir otros colores mediante varias combinaciones (junto con el negro forman la combinación CMYK querida por muchos de mis colegas).
En nuestro caso, las microesferas se mezclan en cantidades iguales y se diseñan para que los diferentes colores “suban a la superficie” o “se hundan” en respuesta a la luz. Dependiendo de las longitudes de onda y la intensidad de la luz, se puede inducir que la superficie muestre varios colores mediante el mismo efecto combinado, produciendo patrones e incluso imágenes.
¿Cuál es el truco?
El dióxido de titanio en las microesferas crea un reacción quimica de óxidoreduccioón en respuesta a la luz que envía las microesferas en diferentes direcciones. Por ejemplo, la luz verde traerá perlas amarillas y cian a la superficie para que parezca verde, mientras que las perlas magenta se hundirán.
Aunque todavía quedan algunos aspectos por mejorar, como la reproducción del color y el brillo, y la velocidad de imagen y cambio de color, todas estas son áreas que se explorarán en futuros trabajos. Si tiene éxito, esta tecnología podría resultar útil para nuevos tipos de pantallas, dispositivos de tinta electrónica e incluso mimetismo óptico activo. Obrigado, pulpos.