¿Qué pensarían los antiguos fundadores de una ciudad si vieran Starbase? Los asentamientos antiguamente surgían alrededor de un río, una fortaleza o un templo. Hoy, sin embargo, nacen en torno a un sueño espacial y a un multimillonario visionario y controvertido.
97,7% de los votantes aprobado ayer la transformación de Starbase en una ciudad autónoma en Texas. Un porcentaje enorme, claro, pero considerando que la gran mayoría de los 283 votantes son empleados de SpaceX o tienen vínculos con la empresa, el resultado era prácticamente una conclusión inevitable. Elon Musk Así obtuvo lo que podríamos definir La primera ciudad empresarial del siglo XXI:una ciudad gobernada esencialmente por su empresa, con un alcalde que también es vicepresidente de SpaceX.
Las ciudades empresariales del futuro
Hablamos de esto hace un tiempo, ¿recuerdas? Lo que parecía una predicción audaz se está materializando ante nuestros ojos: el regreso de las ciudades empresariales. Ya no son sólo centros comerciales e industriales construidos alrededor de una fábrica como en el siglo XIX, sino verdaderos municipios con autonomía legislativa y fiscal. Tecnogobiernos en todos los aspectos.
Starbase Es el primer ejemplo concreto de este nuevo fenómeno. Con esta abrumadora votación, los residentes del área de la Bahía de Boca Chica en Texas han decidido establecerse como una ciudad independiente. Pero ojo, que no se trata de un caso aislado: Ya otras grandes empresas tecnológicas Están considerando proyectos similares. La diferencia es que aquí no estamos ante un experimento urbano, sino ante una verdadera entidad administrativa reconocida por el estado de Texas, con todas las prerrogativas que eso conlleva.
Base estelar: autonomía, ventajas y riesgos
El estatus de ciudad permitirá Starbase gestionar de forma independiente los permisos de construcción, recaudar impuestos y redactar leyes locales. Una bendición para SpaceX, que podrá acelerar sus ambiciosos proyectos espaciales evitando obstáculos burocráticos.
La nueva ciudad podrá controlar la construcción y los permisos, evitar otros obstáculos regulatorios, recaudar impuestos y redactar leyes locales.
Para Musk, esto representa un paso fundamental hacia su visión de una presencia humana en Marte. De hecho, la base de Texas ha sido un sitio clave para las pruebas y lanzamientos de cohetes de la compañía desde 2019, y la autonomía administrativa podría simplificar significativamente las operaciones.
Por supuesto, no todo el mundo está entusiasmado. Bekah Hinojosa, cofundador de la Red de Justicia Ambiental del Sur de Texas, expresó su preocupación por el impacto ambiental, temiendo que esta independencia pueda conducir a “más destrucción” del hábitat natural de la región, con vertidos ilegales y un aumento en la actividad de cohetes que ya provoca temblores en las casas cercanas.

¿Democracia corporativa o feudalismo moderno?
El proceso electoral en sí me hace sonreír. El alcalde electo, Bobby Peden, es vicepresidente de pruebas y lanzamientos de SpaceX. Fue el único candidato en la boleta y obtuvo el 100% de los votos. Democracia formalmente impecable. ¿Y básicamente?
Sin embargo, las preocupaciones no se limitan sólo al medio ambiente. La Nación Carrizo/Comecrudo de Texas, descendientes de una tribu indígena de la zona, se han quejado de problemas para acceder a la playa de Boca Chica, que las familias locales han frecuentado durante generaciones. No es sorprendente que un comité de la Cámara de Representantes de Texas haya rechazado esta semana un proyecto de ley que habría dado a las ciudades costeras con puertos espaciales control sobre el acceso a la playa.
En 2024, La Agencia de Protección Ambiental y las autoridades de Texas han determinado que SpaceX fue responsable de repetidos derrames y liberaciones de contaminantes en las aguas de Texas. ¿Cuál fue la respuesta de Musk a los informes de que sus cohetes habían dañado nidos de aves silvestres? Un tuit sarcástico: “Para compensar este crimen atroz, me abstendré de comer tortillas durante una semana”.
Starbase, un precedente que lo cambia todo
El nacimiento de Starbase sienta un precedente importante. Si hoy es una base espacial la que se convierte en ciudad, mañana podrían ser los campus de Google, Disney, Verde o Amazon. Imaginemos comunidades autónomas con sus propias leyes, impuestos y servicios, gobernadas efectivamente por consejos de administración corporativos.
Nos encontramos ante una nueva forma de organización social, a medio camino entre la democracia local y la neofeudalismo corporativo. Las corporaciones ya no sólo influyen en la política a través de grupos de presión, sino que se convierten en entidades políticas.
Para Musk, que actualmente lucha con su papel no oficial como jefe de DOGE, el "Departamento de Eficiencia Gubernamental" del presidente Trump (y con los problemas de su Tesla) Esta victoria representa un importante éxito personal. “Starbase, Texas”, escribió en su red social X, “¡ahora es una ciudad real!”
Queda por ver si también será una ciudad justa, sostenible y democrática. O simplemente la extensión territorial de una empresa, con todos los conflictos de intereses que ello conlleva.
El largo viaje a Marte pasa ahora por Texas, y deja un precedente en la Tierra que, para bien o para mal, hará historia.