en 1798 Thomas Malthus, un economista británico, hizo una predicción sombría: la población humana estaba creciendo tan rápidamente que pronto no habría suficiente comida para todos, lo que condenaría a millones a la hambruna. Pero sucedió algo extraordinario: El miedo generado por esas predicciones desencadenó una revolución agrícola sin precedentes, con innovaciones como la rotación de cultivos y los fertilizantes químicos que permitieron alimentar a una población en constante crecimiento. ¿Se equivocó Malthus? Probablemente no. En cualquier caso, su “error” salvó innumerables vidas. Hoy, ante el desafío del cambio climático, los científicos nos advierten sobre un futuro de olas de calor devastadoras, aumento del nivel del mar y sequía. Como ocurrió con Malthus, algunos se preguntan: ¿y si estuvieran equivocados? La pregunta correcta es otra: ¿y si, al tomar en serio sus predicciones, pudiéramos evitar los peores escenarios, haciendo que esas mismas predicciones fueran "equivocadas"?
La lección de Malthus: predicciones equivocadas, acciones correctas
La historia de Thomas Malthus ofrece importantes elementos de reflexión para el debate actual sobre el cambio climático. Sus predicciones sobre el crecimiento demográfico y la escasez de alimentos resultaron ser inexactas, no porque se basaran en datos incorrectos o razonamientos erróneos, sino porque no tuvieron en cuenta la capacidad de la humanidad para innovar y adaptarse frente a una amenaza percibida. Los temores suscitados por sus predicciones empujaron a gobiernos, científicos y agricultores a buscar nuevas soluciones.
Paradójicamente, fue el error de Malthus lo que impulsó las acciones que hicieron que sus predicciones fueran erróneas. Si un médico advierte a un paciente desaliñado que sus malos hábitos le provocarán un ataque cardíaco y él sigue la línea, no se burla del médico porque no está muerto.
Predicciones sobre el cambio climático: un llamado a la acción
Hoy (en verdad, de 200 años) Los científicos del clima nos advierten que si no actuamos rápidamente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, nuestro planeta enfrentará cambios potencialmente catastróficos: aumento de las temperaturas, derretimiento de los glaciares, aumento del nivel del mar, olas de calor cada vez más frecuentes y sequías intensas y prolongadas.
Estas predicciones, basadas en modelos climáticos cada vez más sofisticados y en un creciente conjunto de datos empíricos, representan una advertencia para la humanidad: si no cambiamos de rumbo, nuestro futuro está en riesgo. Pero como ocurre con Malthus, hay quienes se preguntan: ¿y si fueran predicciones equivocadas? ¿Qué pasa si las temperaturas no aumentan como se espera, y si los efectos del cambio climático son menos severos de lo que se temía?
Además, vale la pena decir que la mayor parte de la ciencia sobre el cambio climático hasta ahora ha demostrado ser precisa. Incluso el encargado por las petroleras. Eche un vistazo a la imagen a continuación, que resume todas las proyecciones de calentamiento global informadas por los científicos de ExxonMobil en documentos internos entre 1977 y 2003 (líneas grises), superpuestas con cambios de temperatura observados históricamente (rojo). Las líneas grises continuas indican proyecciones de calentamiento global modeladas por los propios científicos de ExxonMobil; las líneas grises discontinuas indican proyecciones reproducidas internamente por científicos de ExxonMobil a partir de fuentes de terceros. Los tonos de gris corresponden a las fechas de inicio de los modelos, desde el más antiguo (1977: el más claro) hasta el último (2003: el más oscuro). No agrego nada.
La importancia de actuar, incluso si las predicciones estaban equivocadas
La respuesta a estas preguntas es que, incluso si las predicciones sobre el cambio climático resultan erróneas, las acciones que estamos tomando para mitigar sus efectos siguen siendo importantes, necesarias y urgentes.
Invertir en energías renovables. Reducir el consumo. Proteger los bosques. Adoptar prácticas agrícolas sostenibles. Todas ellas opciones que nos ayudan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, por supuesto, pero que también tienen beneficios colaterales en términos de calidad del aire, salud pública, conservación de la biodiversidad y creación de empleo.
Y no solo eso: muchas de las soluciones al cambio climático, como la eficiencia energética y la economía circular, también nos hacen menos dependientes de recursos finitos y menos vulnerables a las crisis externas. ¿Y deberíamos seguir debatiendo si una transición verde es apropiada?
Si dentro de cincuenta años descubrimos que las predicciones más oscuras no se han hecho realidad, probablemente no será porque los científicos se equivocaron, sino porque habremos escuchado sus advertencias y actuado en consecuencia.
El ejemplo del agujero de ozono: predicciones precisas, acciones efectivas
Un ejemplo concreto del poder de las predicciones científicas para cambiar el futuro es el relativo al agujero de ozono. En las décadas de 70 y 80, los científicos descubrieron que las emisiones de clorofluorocarbono (CFC) estaban dañando la capa de ozono que protege a la Tierra de la dañina radiación ultravioleta. Predijeron que si no se hacía nada, el agujero de la capa de ozono se ampliaría, con graves consecuencias para la salud humana y los ecosistemas. Estas predicciones empujaron a la comunidad internacional a actuar: en 1987 fue firmada el protocolo de montreal, que prohibió progresivamente la producción de CFC. Gracias a este acuerdo, el agujero de la capa de ozono ha dejado de expandirse y se espera que cerrará por completo en 2050. Las predicciones de los científicos no fueron erróneas y las acciones tomadas fueron efectivas.
El desafío del cambio climático: actuar ahora para un futuro mejor
Hoy, frente al desafío del cambio climático, tenemos la oportunidad de seguir el ejemplo del Protocolo de Montreal y convertir las predicciones de los científicos en un catalizador para la acción.
No podemos darnos el lujo de esperar hasta que las predicciones más oscuras sean erróneas o se hagan realidad para intervenir: los costos de la inacción, en términos de vidas humanas, daños económicos y pérdida de biodiversidad, serían demasiado altos.
La pregunta “¿Qué pasa si las predicciones sobre el cambio climático resultan erróneas?” esta mal colocado. La verdadera pregunta es: “¿Qué podemos hacer para que las predicciones más oscuras sobre el cambio climático sean erróneas?” La respuesta es: actuar ahora, con valentía y determinación, para crear un futuro más sostenible, equitativo y resiliente para todos.
Qué triste si las predicciones estuvieran equivocadas y creáramos un mundo mejor a cambio de nada, ¿verdad?