Mientras muchos de nosotros estábamos ocupados celebrando la Pascua, Alemania estaba escribiendo un nuevo capítulo en su historia energética. En un fin de semana que quedará para la historia, el país él apagó 15 centrales eléctricas de carbón con una capacidad total de 4,4 gigavatios, lo que demuestra su firme determinación de lograr la neutralidad climática y abrazar un futuro más limpio.
Otro corte de carbón
La decisión de cerrar estas centrales, anunciada por el Ministro de Economía Roberto Habeck, representa un paso significativo hacia el objetivo de Alemania de eliminar progresivamente el uso de carbón para 2030. Habeck subrayó que las plantas en cuestión ahora "no son ni necesarias ni económicas", destacando cómo el país está reduciendo progresivamente su dependencia de esta fuente de energía altamente contaminante.
La crisis energética llama, Alemania responde
Las 15 plantas de carbón objeto del cierre se habían mantenido en funcionamiento temporalmente durante los dos últimos años como medida de precaución para hacer frente al aumento de los precios de la energía provocado por la guerra en Ucrania. Sin embargo, a medida que la situación mejoró y los precios se estabilizaron, Alemania consideró que había llegado el momento de dar este paso decisivo.
El cierre de las centrales eléctricas de carbón no es un hecho aislado, sino que forma parte de una tendencia más amplia de transición hacia fuentes de energía limpias y renovables. Ya en 2023, la proporción de energía producida por centrales eléctricas alimentadas con carbón había experimentado una disminución significativa, cayendo hasta el 26,1% frente al 33,2% del año anterior. Aunque el carbón sigue siendo la segunda fuente de electricidad más importante en Alemania, está claro que el país está haciendo esfuerzos concretos para reducir progresivamente su uso.
Fuera el carbón, compromiso con el clima y el futuro
Alemania está intentando demostrar que es posible conciliar el crecimiento económico con la protección del medio ambiente. Gracias a la expansión de las energías renovables, la mayor parte de la electricidad alemana proviene hoy de fuentes limpias y respetuosas con el clima.
Una transformación que ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y también crea nuevas oportunidades laborales, estimulando la innovación tecnológica.
Simbolismo y concreción
El cierre de 15 centrales eléctricas de carbón durante las vacaciones de Semana Santa, según un anunciante, va más allá del aspecto de una posible propaganda política. Adquiere un valor simbólico particular. La Pascua, de hecho, siempre ha estado asociada al concepto de renacimiento, de un nuevo comienzo. ¿Y qué hay más emblemático que un país que opta por renacer bajo el signo de la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente?
El gesto alemán va en contra de la tendencia, hay que decirlo, de la creencia común de que Alemania se encontraba en una enorme dificultad energética. después del cierre de centrales nucleares. Mientras las chimeneas de esas 15 centrales eléctricas dejan de humear, en Berlín el mensaje sobre el futuro energético parece más fuerte y claro que nunca.
Está bien?