Cuantificar la salud mental de un planeta entero parece una tarea imposible, pero eso es exactamente lo que está haciendo Laboratorios Sapiens con su ambicioso Proyecto Mente Global. A través de una encuesta llamada Cociente de salud mental, que ha llegado a más de 400.000 personas en 71 países, el proyecto no solo proporciona una visión general anual del bienestar mental global, sino que también busca identificar las causas fundamentales del malestar psicológico en las sociedades modernas.
Los hallazgos trazan un mapa de los “factores de la locura” y plantean preguntas urgentes sobre cómo dirigir el progreso hacia el bien común, para proteger nuestra frágil psique en la era de la modernidad.
Un experimento de “hágalo usted mismo” se convierte en un proyecto global
Todo comenzó con una simple pregunta: ¿Qué le está haciendo la modernización a nuestro cerebro? en 2014, el neurocientífico Tara Thiagarajan Dirigió una empresa de microfinanzas en la India rural y decidió realizar un experimento de bricolaje utilizando un casco EEG portátil. Al comparar la actividad cerebral de él y sus colegas, expuestos a la “modernidad” toda su vida, con la de personas que han pasado sus vidas en pequeñas aldeas indias, encontró diferencias sorprendentes. Como si sus cerebros hubieran tomado caminos distintos, muy distintos.
Este descubrimiento la impulsó a investigar más a fondo y, después de otros 6 años, fundar Sapien Labs y lanzar el Global Mind Project, con el objetivo de comprender el impacto de la modernización en la salud mental a gran escala.
Un cociente para medir la salud mental del planeta
El corazón del proyecto es el Cociente de salud mental (MHQ), un cociente que resume 47 aspectos de la salud mental en una sola puntuación en una escala de 1 a 300 puntos, desde “luchar” hasta “prosperar”. ¿Y cómo le ha ido a la salud mental en el mundo?
en 2023, de 71 países, el promedio global fue de 65, lo que indica que todos estamos “manejando” la situación, pero justo por encima del nivel de “tolerancia”. En comparación con 2019, la puntuación de bienestar mental cayó un 8%, con un 44% de los adultos jóvenes en riesgo clínico, frente a sólo el 6% de los mayores de 65 años. Una cifra alarmante que sugiere cómo la modernidad puede ser especialmente dura para las nuevas generaciones.
Si desea leer el interesante informe completo que acaba de publicarse, Lo encuentras aquí.
Los sospechosos de siempre: smartphones, comida chatarra y familias en crisis
¿Cuáles son los "factores de locura" que se sospecha que han desencadenado este malestar? El Global Mind Project ha estado investigando a varios posibles culpables, comenzando teléfono inteligente dagli (alguien lo dijo). Según Thiagarajan, “cuanto más joven seas cuando adquieras tu teléfono inteligente, peor será tu condición de adulto”, con consecuencias que se concentran especialmente en las mujeres jóvenes.
Otro sospechoso es el comida ultraprocesada (alguien lo dijo), elaborado con sustancias que rara vez se encontrarían en la cocina de una casa. Comerlos varias veces al día triplica el riesgo de sufrir problemas graves de salud mental, independientemente del ejercicio o los ingresos.
Finalmente, está el crisis de las relaciones familiares: donde los vínculos son más fuertes y numerosos, como en sociedades menos expuestas a la modernidad, la salud mental es mejor.
Felicidad “percibida” y salud mental, clasificación invertida
Curiosamente, si comparas (hazlo) el ranking de salud mental con el Informe Mundial de la Felicidad, que mide la felicidad percibida, muchos resultados se invierten. Países como la República Dominicana, Sri Lanka y Tanzania, que ocupan los primeros lugares en salud mental, están al final del grupo en felicidad.
¿Cómo? Según Thiagarajan, la clave es distinguir entre “sentimiento” y “funcionamiento”. En resumen, puede que te sientas muy bien, pero no funciones bien en el mundo. El MHQ, el cociente desarrollado por el Global Mind Project, busca capturar ambos aspectos basándose en sobre la definición de la salud mental, que incluye la capacidad de contribuir activa o productivamente a la sociedad.
Una llamada a la acción
A medida que avanza la modernización, parece que estamos sacrificando nuestro bienestar mental en aras del progreso. Pero no tiene por qué ser así. Como señala Thiagarajan, lo que importa es la "dirección" del crecimiento y si está orientado hacia el bien común. Por el momento, sin embargo, “el crecimiento está causando daños”. Para revertir la tendencia, se necesitan acciones específicas, comenzando con una regulación más estricta. "Si se trata de una batalla campal", advierte el neurocientífico, "la gente tomará el atajo fácil para obtener ganancias a corto plazo a expensas de la salud mental".
Un desafío que hace época
El Global Mind Project nos presenta un desafío trascendental: repensar nuestro modelo de desarrollo para poner el bienestar psicológico en el centro. No se trata de negar el progreso, sino de orientarlo hacia objetivos más humanos. Porque si algo nos dicen claramente los datos es que la felicidad no se mide ni en PIB ni en me gusta en Instagram.
Se mide en la calidad de nuestras relaciones, en la salubridad de nuestra comida (por ejemplo, de nuestras ciudades, Añado). Y ciertamente está a la altura en el equilibrio entre el trabajo y la vida privada. Todo lo que la frenética carrera hacia la modernidad corre el riesgo de erosionar, dejándonos más conectados que nunca y, sin embargo, cada vez más solos y frágiles.
Quizás, para recuperar la serenidad, deberíamos inspirarnos en aquellos países que se encuentran en la parte inferior del ranking de felicidad pero en lo más alto del ranking de salud mental. Países donde los teléfonos inteligentes no soy una obsesión, donde la comida sigue siendo un ritual compartido, donde la familia es un refugio seguro en lugar de una opción. Países que, a pesar de todos sus problemas, parecen haber encontrado un equilibrio más humano entre tradición y modernidad.
Quién sabe si ese no es el verdadero secreto de la felicidad. O al menos salud mental en un mundo enloquecido.