Un estudio reciente (lo enlazo aqui) realizado en el Instituto Max Planck de Investigaciones Demográficas por Diego Alburez-Gutiérrez, Iván Williams e Hal Caswell, reveló un futuro revolucionario para las estructuras familiares. ¿Cual? Una caída del 35% en el número de familiares para 2100 y un cambio significativo en su composición.
Familiares en declive vertical
Como hemos mencionado, el siglo XXI será testigo de una transformación radical en la forma en que entendemos la familia. Según los datos recogidos, se espera una disminución de más del 35% en el número de familiares de un individuo. Este cambio refleja una realidad demográfica en la que la fertilidad disminuye y la esperanza de vida aumenta.
En un mundo donde las familias extensas alguna vez fueron el núcleo de la sociedad, ahora nos enfrentamos a una realidad en la que los lazos de parentesco directos tomarán el control. En 1950, una mujer de 65 años tenía en promedio 41 familiares vivos. En 2095, una mujer de la misma edad tendrá en promedio sólo 25 parientes vivos.
Viejos y nuevos roles en la familia.
A medida que disminuya el número de primos, nietos y bisnietos, veremos un aumento significativo. de abuelos y bisabuelos. Esta evolución de los roles familiares plantea cuestiones relevantes sobre el cuidado y el apoyo intergeneracional dentro de la familia. Además, la creciente presencia de figuras mayores dentro de la unidad familiar plantea desafíos y oportunidades únicos para la sociedad contemporánea.
Los cambios en las estructuras familiares también afectarán directamente a los sistemas de apoyo informales. En muchas culturas, los familiares constituyen una red crucial de apoyo y atención. Sin embargo, a medida que disminuye el número de familiares y aumenta la edad promedio, es posible que estos sistemas ya no sean tan sostenibles como lo eran en el pasado. Por lo tanto, resulta esencial que las sociedades revisen y fortalezcan sus sistemas “externos” de apoyo social y sanitario.
La familia “extendida” a finales de siglo: invertir en sistemas de apoyo social
Frente a estos cambios, surge la necesidad de invertir en sistemas de apoyo social que garanticen el bienestar de las personas en todas las edades. Actualmente, una gran parte de la población mundial no tiene acceso a sistemas desarrollados de apoyo social. Para muchas personas, los lazos familiares siguen siendo una fuente crucial de apoyo y asistencia.
Esta transición en la estructura familiar no es sólo una cuestión demográfica, sino un cambio que afectará a los aspectos económicos, sociales y culturales de la vida diaria. Se trata de un desafío que no sólo concierne al Norte del mundo, sino también al Sur, donde los cambios podrían tener impactos aún más pronunciados.
Los formuladores de políticas a nivel mundial necesitarán abordar y adaptarse a estas nuevas realidades, asegurando que las estructuras de apoyo sean capaces de hacer frente a estos cambios. Es fundamental que nos preparemos para un futuro en el que se redefinirán las definiciones tradicionales de familia y parentesco, lo que traerá consigo nuevos desafíos y oportunidades.