Más de una década después del accidente nuclear de Fukushima, la investigación sobre el riesgo radiactivo dirigida por Tomoko Ohta de la Universidad Tecnológica de Nagaoka ha puesto de relieve la contaminación persistente por cloro-36 (^36Cl) en el suelo de Koriyama, a 60 kilómetros de la planta.
Este isótopo radiactivo, detectado a distancias considerables del epicentro del accidente, indica un desafío medioambiental duradero, a pesar de la importante disminución de los niveles de tritio (^3H).
Metodologías de estudio avanzadas y resultados en profundidad.
En el estudio, publicado en Nature el 11 de noviembre (lo enlazo aqui), los investigadores pudieron detallar la presencia de ^36Cl en el suelo y el agua subterránea mediante técnicas avanzadas como Espectrometría de masas con acelerador.
Los resultados muestran un lento proceso de limpieza ambiental de ^36Cl, lo que subraya la necesidad de esfuerzos continuos de descontaminación y monitoreo a largo plazo.
Una necesidad que sigue a la decisión de TEPCO de verter al mar agua tratada de los reactores de Fukushima (y que ha generado debates y preocupaciones globales). A pesar de las garantías sobre las normas de seguridad y los bajos niveles de contaminación detectados en las especies de peces, el tema sigue siendo un punto central en el diálogo internacional sobre la energía nuclear y su seguridad ambiental. Y las autoridades hicieron bien en establecer controles, lo que parece haber dado resultados tranquilizadores.
Estado radiactivo del suelo a 60 kilómetros de Fukushima. Los principales hallazgos del último estudio.
- Mediciones y Estimaciones: A pesar de la falta de mediciones directas de las concentraciones de ^3H y ^36Cl inmediatamente después del accidente, los investigadores pudieron reconstruir los datos de deposición de estos isótopos a través de un pozo perforado en 2014. Encontraron concentraciones muy altas de ^3H y ^36Cl en compuestos no saturados. suelo a profundidades entre 300 y 350 cm.
- Uso de tritio como trazador: Estudios anteriores han utilizado el tritio liberado en pruebas nucleares como hidrotrazador en aguas del suelo y aguas subterráneas poco profundas. El tritio liberado por los reactores dañados de Fukushima brindó una oportunidad similar para reconstruir la cantidad depositada alrededor del epicentro del accidente..
- Liberación de ^36Cl: Después del accidente también se esperaba la liberación del isótopo radiactivo de larga duración Cloro-36. Las proporciones de ^36Cl/Cl en el suelo a distancias de 3 a 22 km de la planta eran mucho más altas que las proporciones naturales, lo que indica una liberación significativa de ^36Cl al medio ambiente..
- Inventario total de ^3H y ^36Cl: Utilizando técnicas sofisticadas, los investigadores cuantificaron las concentraciones totales de ^3H y ^36Cl liberadas por el accidente. Descubrieron que la mayor parte del tritio se había eliminado de la zona no saturada en 2016, aunque las concentraciones de ^36Cl permanecían significativamente elevadas por encima de los niveles naturales..
- Restauración Ambiental: Investigaciones adicionales mostraron que la mayor parte del exceso de tritio y ^36Cl del accidente habían sido eliminados de la columna de suelo en 2016, pero todavía había niveles elevados de ^36Cl en el medio ambiente incluso en 2021..
- Resumen: En conclusión, el artículo presenta estimaciones precisas de las cantidades totales de ^3H y ^36Cl depositadas en Koriyama tras el accidente de Fukushima. Aunque la mayor parte del tritio había desaparecido de la zona no saturada en 2016, las concentraciones de cloro-36 (aunque no eran peligrosas para los humanos) seguían siendo significativamente más altas que los niveles naturales..
La energía nuclear es esto aquí. Para bien o para mal. Ni apocalipsis ni panacea.
El accidente de Fukushima, el único junto con Chernóbil que obtuvo la clasificación de “accidente de nivel 7”, destacó la importancia de la gestión a largo plazo del riesgo radiactivo. La tecnología nuclear es en general segura, pero también conlleva riesgos no despreciables en caso de accidentes.
La comunidad científica y las autoridades locales están llamadas a colaborar estrechamente para garantizar que las zonas afectadas por Fukushima sean seguras y habitables para las generaciones futuras. Porque la lección de Fukushima va más allá del contexto japonés. Sin prejuicios ni partidarios a favor o en contra, la comunidad mundial debe evaluar cuidadosamente las implicaciones a largo plazo del uso de la energía nuclear, equilibrando los beneficios con los riesgos potenciales.
Necesitamos tener una perspectiva equilibrada sobre el papel de la energía nuclear en la combinación energética mundial. Reconocer tanto sus avances en materia de seguridad como las graves consecuencias ambientales en caso de desastres. Esto realmente significa hacer un buen servicio al futuro.