A lo largo de la historia, la humanidad siempre ha buscado el secreto de la eterna juventud. Hoy, gracias a los avances de la ciencia, estamos cada vez más cerca de comprender mejor los mecanismos del envejecimiento. La esperanza de vida ha aumentado significativamente a lo largo de los años, pero ¿podría la gerociencia llevarnos aún más lejos?
El Prof. João Pedro de Magalhães, eminente microbiólogo, está estudiando precisamente esto. Su investigación, basada en sólidos fundamentos científicos, podría abrir nuevas vías para comprender y, tal vez, frenar el proceso de envejecimiento, brindándonos una perspectiva completamente nueva sobre la vida y la longevidad.
La gerociencia y la búsqueda de la longevidad: un desafío atemporal
En los últimos veinte años, la esperanza de vida mundial ha aumentado en más de seis años, según informa la Organización Mundial de la Salud. Hong Kong, por ejemplo, ha experimentado un aumento notable: en 1971, la esperanza de vida al nacer era de 67,8 años para los hombres y de 75,3 para las mujeres. En 2022, estas cifras han aumentado a 81,3 y 87,2 años, respectivamente.
La gerociencia, o ciencia del envejecimiento, es un campo en rápido crecimiento. Muchos investigadores, incluidos João Pedro de Magalhães, creemos que podemos vivir mucho más tiempo de lo que imaginamos. De Magalhães, profesor de biogerontología molecular en la Universidad de Birmingham, está convencido de que viviremos hasta los 1000 años o incluso más.
La “cura” del envejecimiento
El profesor de Magalhães ve el envejecimiento como una enfermedad y no como un proceso natural. Esta perspectiva puede parecer audaz, pero tiene una base científica sólida. Hace un siglo, una enfermedad como la neumonía solía ser mortal. Hoy en día, gracias a los antibióticos, es fácilmente tratable. ¿Por qué no podríamos hacer lo mismo con el envejecimiento?
La biotecnología de la longevidad está atrayendo cada vez más interés e inversión (con especial atención por parte de los magnates de la tecnología). En 2020, el mercado mundial de terapias antienvejecimiento estaba valorado en 25,1 millones de dólares (convertido a euros, aproximadamente 21,3 millones de dólares). Se espera que la gerociencia alcance los 44,9 millones de dólares (alrededor de 38,1 millones de euros) en 2030.
Rapamicina: ¿la clave para la casi inmortalidad?
Ya hemos hablado de ello varias veces: el rapamicina, también conocido como sirolimus, podría ser una de las respuestas al desafío del envejecimiento. En laboratorios, se ha demostrado que prolonga la vida de animales, como los ratones, entre un 10 y un 15 por ciento. La rapamicina mejora la autofagia, un proceso que elimina componentes innecesarios, anormales y dañados dentro de las células y previene el estrés celular. Puede tener el potencial de retardar la degeneración celular, un factor clave en el envejecimiento.
- Efectos benéficos: Los efectos beneficiosos de la rapamicina están mediados, al menos en parte, por la expresión reducida de RANTES y la infiltración de células inflamatorias. S. Lui et al., 2008, Revista Estadounidense de Nefrología.
- Tratamiento prolongado: El tratamiento prolongado con rapamicina condujo a alteraciones metabólicas beneficiosas, consistentes con la extensión de vida observada previamente Yimin Fang et al., 2013, Metabolismo celular.
¿Gerociencia? Vive bien, vive mucho.
Si bien la investigación sobre la longevidad es fascinante, también es esencial vivir una vida saludable. El profesor de Magalhães, aunque no sigue un estilo de vida espartano, destaca la importancia del ejercicio físico. Nada que no sepamos ya esta vez.
¿Qué no sabemos? Bueno, todo lo demás. El “si” y el “cuándo” podremos desacelerar y luego dejar de envejecer por mucho tiempo. Personalmente no creo en algún tipo de inmortalidad, pero alargar la vida el doble traería implicaciones filosóficas y éticas gigantescas. A medida que nos acercamos a una mejor comprensión de los secretos del envejecimiento, también debemos reflexionar sobre las consecuencias sociales de un mundo lleno de personas con vidas extremadamente largas.
En cualquier caso, no hay duda de que la investigación científica está abriendo las puertas a un futuro lleno de promesas y oportunidades.