Los “genes saltarines” no son el último movimiento de baile de moda, pero podrían ser la clave para comprender mejor el envejecimiento. Un equipo de investigadores exploró cómo estos segmentos de ADN, conocidos por su capacidad de "saltar" de una parte del genoma a otra, influyen en la longevidad. ¿Y los resultados? Sorprendente.
La investigación detrás de los genes saltadores
Los elementos transponibles (TE), también conocido como transposones o “genes saltadores”, son secuencias de ADN que se mueven o saltan de una ubicación del genoma a otra. Estos movimientos en ocasiones pueden crear mutaciones en la nueva ubicación, provocando una especie de inestabilidad genómica que produce el envejecimiento. ¿Se pueden bloquear?
Los investigadores de la Universidad Eötvös Loránd (ELTE) En Hungría ya habían publicado estudios en 2015 y 2017, teorizando sobre cómo un proceso específico, llamado piwi-piARN, contribuyó al envejecimiento ayudando a controlar los elementos transponibles. Ahora, con su último estudio, aportan pruebas experimentales de cómo funciona este proceso.
Piwi-piRNA, para los amigos “testículo débil inducido por el elemento P en la vía del ARN que interactúa con Drosophila-Piwi”, es un mecanismo de silenciamiento de ARN específico que protege los genomas de la actividad mutagénica adversa de los TE. Y está resultando realmente prometedor.
El experimento y sus descubrimientos.
En el último estudio, publicado en la revista Nature Communications (lo enlazo aqui) Investigadores húngaros realizaron experimentos en Caenorhabditis elegans. Es un pequeño gusano que se utiliza a menudo como modelo para estudios sobre el envejecimiento, las enfermedades relacionadas con la edad y los mecanismos de longevidad: esto se debe a que tiene homólogos (genes similares en secuencia) de aproximadamente dos tercios de todos los genes de enfermedades humanas.
Al reducir la actividad de las familias de "genes saltadores", los investigadores encontraron que reducir dos familias específicas, Tc1 y Tc3, los TE más móviles del gusano, ralentizaron el proceso de envejecimiento a diferentes temperaturas. A una temperatura media de 20 °C, la vida útil se prolongó aproximadamente un 10 %. Al reducir simultáneamente ambas familias de genes, los efectos de prolongación de la vida casi se duplican. La reducción de otras familias de TE (Tc2, Tc4 y Tc5) no produjo ningún impacto detectable en la esperanza de vida.
Implicaciones futuras y aplicaciones médicas.
"En nuestras pruebas observamos una ventaja significativa en términos de vida útil", confirma Adam Sturm, autor principal del estudio. "Esto abre la puerta a innumerables aplicaciones potenciales en el mundo de la medicina y la biología".
Eso no es todo: los investigadores encontraron cambios epigenéticos en el ADN de estos gusanos a medida que envejecían y en los "genes saltarines". Y plantean la hipótesis de que analizar estos cambios podría ser un método preciso para determinar la edad biológica (pero esto será objeto de nuevas investigaciones).
Según los investigadores, comprender mejor las vías que controlan el envejecimiento podría conducir a desarrollar formas de prolongar la vida y mejorar la salud en nuestros últimos años. Esperamos y esperamos: ¡Viva mucho y prospere!