Imagínate sumergir un trozo de col lombarda en agua y descubrir, a través de cambios de color, si esa misma agua está contaminada o no. Lo hice simple, pero en realidad es el núcleo de “Colores del Río” (un proyecto revolucionario desarrollado por el artista y diseñador californiano melissa ortiz) y esto. Con un simple gesto, los jóvenes de la comunidad agrícola de Salinas ahora pueden convertirse en administradores del agua y la tierra, utilizando una bioherramienta creada a partir de desechos agrícolas locales. Una iniciativa que no sólo promueve la ciencia ciudadana, sino también el arte de la reutilización, dando nueva vida al desperdicio de alimentos.
Colores del Río, “los orígenes”
Estamos acostumbrados a ver la comida como una fuente de alimento, pero ¿quién hubiera pensado que una col lombarda podría convertirse en un instrumento de justicia ambiental? Allá Ortiz vio más allá de lo obvio. Vio una oportunidad.
“Colores del Río” es un biodispositivo que puede evaluar la calidad del agua mediante el simple acto de inmersión. Elaborado con desechos agrícolas locales, el proyecto es una pequeña obra maestra de activismo de biodiseño en respuesta a problemas sistémicos locales que involucran a la industria de monocultivos, la cercana cuenca de drenaje del río Salinas y las comunidades afectadas. Cada año hay muchos pesticidas utilizados en la agricultura que van a parar a las aguas de los ríos, y poder monitorear las condiciones del territorio es fundamental.
La ciencia se encuentra con el arte
Gracias a esta herramienta única, barata y muy extendida, compuesta de residuos agrícolas de col lombarda, los niños de las nuevas generaciones pueden convertirse en custodios del agua y de la tierra, un poco como las comunidades amazónicas. Cuando colocas “Colores del Río” en un cuerpo de agua cercano, puedes evaluar los colores de pH que emergen y evaluar si hay contaminación y, en última instancia, una amenaza para la comunidad.
“Colores del Río” invita a la próxima generación de líderes juveniles a participar activamente en el biodiseño, la ciencia ciudadana y la justicia ambiental, dando otra vida a los desperdicios de alimentos locales, regenerativa y solidaria con las personas y los ecosistemas.
melissa ortiz
Un futuro de repollo (en el buen sentido) y “héroes agrícolas”
El proyecto “Colores del Río” comenzó en una clase de Biodiseño en la Colegio de las Artes de California (CCA). Desde entonces, se ha convertido en una asociación con xinampa, una organización sin fines de lucro en Salinas, y ahora se está acercando a su uso práctico y generalizado.
El futuro es verde, y no sólo en el sentido ecológico. También es violeta, como la col lombarda que impulsa esta innovadora herramienta. “Colores del Río” no es sólo un proyecto para sublimar residuos agrícolas; es una visión, un sueño y un paso hacia un futuro donde la ciencia, el arte y la comunidad se unen para crear soluciones sostenibles.
Un repollo a la vez.