En un laboratorio de Cambridge, un grupo de científicos está dando a luz una nueva forma de vida: embriones humanos sintéticos. No hablo de bebés robot o androides, sino de embriones creados con células madre, evitando por completo la necesidad de óvulos o espermatozoides.
Aunque similares a las que se encuentran en las primeras etapas del desarrollo humano, estas estructuras sintéticas no tienen un corazón que late ni los rudimentos de un cerebro. Sin embargo, incluyen las células que normalmente darían origen a la placenta, el saco vitelino y el propio embrión.
Creación épica
es el maestro Magdalena Zernicka-Goetz, la Universidad de Cambridge y el Instituto de Tecnología de California, conducir esta audaz exploración del misterioso “agujero negro” del período de desarrollo embrionario. Esto se debe a que, por el momento, los científicos sólo pueden cultivar embriones en el laboratorio hasta un límite legal de 14 días.
Incluso estos embriones sintéticos, obviamente, no tendrán la posibilidad de ir más allá de los tubos de ensayo de laboratorio. Pero ofrecen una valiosa oportunidad para estudiar cómo funciona el comienzo de la vida humana y, potencialmente, descubrir qué procesos pueden salir mal y provocar trastornos genéticos o abortos espontáneos.
Embriones sintéticos, carrera por el conocimiento
El mundo de la ciencia está en una carrera frenética para descifrar los misterios relacionados con la primera parte de nuestras vidas. El equipo del profesor Żernicka-Goetz y un equipo competidor en el Instituto Weizmann en Israel ya lo habian demostrado que se podría alentar a las células madre de ratones a formar estructuras similares a embriones, completas con tracto intestinal, rudimentos de cerebro y corazón latiendo.
Esta nueva ola de investigación ha dejado a la ley luchando por mantenerse al día. En este momento, estas entidades los cultivos cultivados en laboratorio quedan fuera de la legislación actual en el Reino Unido y en la mayoría de los demás países, lo que plantea enormes cuestiones éticas y legales.
Preocupaciones sobre el futuro
No está claro si estos embriones sintéticos podrían, en teoría, convertirse en un ser vivo. En el pasado, los embriones sintéticos derivados de células de ratón parecían casi idénticos a los embriones naturales, pero cuando se implantaban en el útero de ratones hembra, no se convertían en animales vivos.
Sigue existiendo un enorme interrogante sobre si el obstáculo a un desarrollo más avanzado es puramente técnico o tiene una causa biológica más fundamental. Y esto sólo aumenta la urgencia de una legislación más estricta, un nuevo desafío bioético.
La actual carrera científica no parece tener intención de frenarse: el mundo debe estar preparado para seguir el ritmo de los nuevos avances y evitar derivas peligrosas.