Es hora de afrontar la dura verdad: nuestras casas y la forma en que las construimos son un problema para el medio ambiente. Están construidos con recursos preciosos, consumen mucha energía para funcionar y producen una enorme cantidad de residuos. Incluso a medida que nos volvemos más eficientes en el uso de la energía en nuestros edificios, las emisiones de carbono de los edificios y la construcción alcanzaron un máximo histórico en 2021. ¿Que pasa ahora?
¿Qué pasaría si una casa pudiera alimentar tanto a sus habitantes como al mundo exterior, y también proporcionar energía, aumentar la biodiversidad y crear un vínculo comunitario, sin dejar rastros al final de su ciclo de vida? Sería genial. Alguien ha empezado a recopilar ejemplos, muchos ejemplos concretos de casas como esta. Casas que pueden salvar el mundo.
Casas que pueden salvar el mundo
“Casas que pueden salvar el mundo” es un libro escrito por Courtenay Smith e Sean Topham que reúne más de 150 proyectos sostenibles y de casas verdes, algunos aún en la fase de concepto, otros ya completados. Es un libro magnífico, publicado en versión inglés, Francés e Español (para el italiano, el cielo puede esperar). Como 'probatoria' aquí os dejo tres proyectos que me parecieron entre los más interesantes.
Reconstrucción de la aldea de Jintai, Bazhong, China (2017)
Las casas del pueblo fueron destruidas por un terremoto en 2008 y luego por un deslizamiento de tierra en 2011. Marco Urbano Rural Trabajó junto con el gobierno y organizaciones sin fines de lucro para crear una comunidad de 22 hogares que fomentan la autosuficiencia. Entre las soluciones adoptadas se encuentran techos para huertos, recolección de agua, un generador de biogás y un sistema de tratamiento de residuos de bambú. La planta baja es compartida entre todas las viviendas. El paradigma: casas que se alejan de la idea del consumismo y hacia la arquitectura circular. Un buen ejemplo de cómo podemos volver a considerarnos a nosotros mismos y a nuestra comunidad como un sistema casi autónomo.
Presencia en Ormuz 2, Ormuz, Irán (2020)
Estos coloridos edificios están hechos con el sistema superadobe concebido por la organización sin fines de lucro CalTierra. El método de construcción de estas estructuras abovedadas fue iniciado por un famoso arquitecto, nader khalili. Los sacos de arena se rellenan con tierra húmeda, se disponen en rollos y se refuerzan con alambre de púas y, a veces, hormigón, cal o asfalto entre las capas. El exterior está acabado con yeso, protegiendo la estructura de la erosión. En Ormuz se construyeron 200 edificios de este modo (para crear un complejo de vacaciones).
Casa Covida, Valle de San Luis, Colorado (2020)
Casa Covida, ubicada en el Valle de San Luis de Colorado, es un edificio único creado gracias a imprimir en 3D y construido en perfecta armonía con la arquitectura de la zona. La madera utilizada para la construcción procede de árboles dañados por el escarabajo del pino de montaña, lo que hace que este edificio sea aún más especial. Un techo inflable protege a los residentes de los elementos y atrapa el calor, garantizando una vida cómoda y sostenible.
Casas para salvar el mundo, hay que trabajar en ello
Implementar las ideas detrás de estas casas que pueden salvar el mundo es el verdadero desafío para el futuro cercano edificio. Cuando se trata de construir de formas no convencionales, resulta difícil encontrar personas que lo hagan. O resulta increíblemente caro o lleva mucho tiempo. Necesitamos cambiar el paradigma, centrándonos en el uso de materiales locales y técnicas de construcción tradicionales, en contraste con el enfoque modernista global dominante en el sector de la construcción. Para los autores del libro, el estilo "modernista" que no tiene en cuenta el contexto ha llevado a la destrucción del planeta.
La industria del hormigón y el cemento ha crecido de diez veces durante los últimos 65 años. La producción de acero se ha triplicado y el de la madera de bajo impacto ambiental permaneció casi estancada. Un informe reciente de las Naciones Unidas estimó que en 2021 la producción de cemento, acero y aluminio contribuyó aún más 4% del consumo global de energía y 6% de las emisiones globales.
Arremanguémonos, porque el futuro hay que construirlo literalmente, pero de otra forma.