Siempre protagonistas del repertorio argumentativo de espectadores, analistas independientes, académicos, teóricos de la conspiración y librepensadores, los famosos "Chemtrails" podrían surgir de la literatura contrainformativa para convertirse en parte de la realidad tangible. Ya no es un tema límite, por tanto, sino una actividad humana consciente.
¿Qué es esto?
La revista científica PNAS (relanzada instantáneamente por Popular Mechanics más popular) ha publicado estudios conjuntos de científicos estadounidenses, escandinavos y chinos basados en escenarios que en realidad constituyen especulaciones sobre la conveniencia de la geoingeniería al agregar ion sulfato al combustible de aviones. , para rociar la estratosfera y mitigar los efectos del cambio climático.
En otras palabras, se trataría de 'imitar' el comportamiento de los volcanes: en uno de los escenarios se espera que se liberen a la atmósfera 5 millones de toneladas de sulfatos al año durante 50 años.
En el segundo modelo, la cantidad esperada de sulfatos es de 10 mil millones de toneladas por año durante 50 años, para equilibrar la producción de CO2 tanto como sea posible. En este segundo caso, teniendo en cuenta dos factores (el aumento de CO2 a pesar de todos los protocolos discutidos y firmados y el aumento de la frecuencia de huracanes tipo Katrina en los próximos 30 años) se reducirían los efectos del cambio climático en las ciudades costeras. 50%.
¿Cuántos son 10 mil millones de toneladas de sulfatos por año?
El equivalente a la erupción del volcán Pinatubo en 1991 cada dos años.
¿Cuánto costarían estas operaciones?
Cerca de 9 mil millones de euros al año.
En otras palabras, la geoingeniería a través de estos "chemtrails" reduciría el impacto de un mayor nivel del mar en las ciudades costeras. El riesgo de inundaciones aumentará significativamente, dado el aumento de la temperatura del mar: rociar la estratosfera con sulfatos produciría efectos principalmente en las regiones polares: los estudios se realizaron a través de 8 simulaciones de modelos climáticos combinados con la temperatura histórica y frecuencia de huracanes de 1923 hasta la actualidad.
El debate no se detendrá en ningún caso: alguien dirá que los estudios recientes que voy a mencionar son una primera admisión "ex post" parcial de una actividad ya activada, quien pensará que es una operación de "cobertura" para aclare el asunto y quién pensará que nada nuevo se mueve en los cielos.