Como todos sabemos hay una fase en el desarrollo de esta patología que hace que su curso sea mortal: cuando las células cancerosas se multiplican y se diseminan a otros órganos, creando metástasis, es casi imposible enfrentar y ganar la batalla por la supervivencia de un paciente. Los recientes estudios de Waisman han identificado en este proceso las responsabilidades directas de una proteína, S100A10, presente en la superficie de los macrófagos, las células responsables de la defensa inmunológica del organismo.
La acción de esta proteína, en la práctica, "rompería los límites" entre el tumor y las células sanas del organismo, permitiendo que se propague por todo el cuerpo. Entender cómo funciona el S100A10 (este es el siguiente paso en esta investigación que podría conducir a resultados históricos y verdaderamente definitivos) podría conducir al desarrollo de fármacos capaces de inhibir su acción, evitando así la creación de metástasis.
Los resultados de este estudio experimental también se observaron en cobayas: en comparación con dos ratones, uno con y otro con deficiencia de S100A10 (desafortunadamente inoculados con fibrosarcomas para continuar con el estudio), el ratón con deficiencia de la proteína clave mostró, después del lavado análisis peritoneal y de los macrófagos recogidos, ausencia de proliferación del cáncer y regresión del tejido tumoral inyectado.
Es posible esperar la victoria del hombre sobre Cáncer: no se trata de SI, sino de CUÁNDO. El futuro en el que, golpeado por un tumor, cualquiera pueda mantenerlo a raya como una hernia o un malestar crónico no está lejos, simplemente tomando un medicamento.
Hoy nos armamos con más paciencia y con una nueva esperanza.