Hemos visto tantos en los últimos 15 años: Internet ha aumentado gradualmente su alcance al abrumar muchos aspectos del entretenimiento, desde películas hasta videojuegos, pasando por conversaciones y música.
Al principio, la industria de las grandes discográficas intentó oponerse a su resistencia basándose en la protección (aunque legítima) de los derechos de autor y los sistemas de distribución "canónicos"; luego el ciclón Napster (seguido por P2P, liderado por Emule, por Torrents y otros sistemas basados en compartir en la Red) cambió radicalmente la escena musical mundial.
Fue entonces cuando la música eligió canales de distribución más cercanos a la satisfacción de los usuarios, aprovechando la creciente participación de las conexiones móviles y la llegada de las redes sociales.
Es imposible que nos aburramos de la música: en el futuro también habrá una necesidad extrema de escuchar, consumir y compartir las canciones más bellas y emocionantes, para compartir también nuestros estados de ánimo con ellas. En cualquier caso, aún hoy no faltan lugares donde vivir esta pasión. #NosgustaLaMúsicapor ejemplo, es el hashtag que identifica el circuito social de Cubomusica, que promete reunir a todos los fans en iniciativas para vivir. Hangouts con artistas famosos, eventos exclusivos, nuevos lanzamientos musicales, grandes festivales de música: los usuarios experimentarán de primera mano lo que significa romper las barreras entre su pasión y el objeto de esta pasión (la canción, el artista, el álbum, el concierto, el evento).
Su Facebook, Twitter e Google+, #WeLikeMusic concreta el concepto de “Humanizar la Música”, que en el futuro será una lógica fundamental para la distribución de contenidos y para el mundo del espectáculo en general. El artista estará en el centro del mundo de sus entusiastas, ya no será un objeto inalcanzable, sino una parte integral de su experiencia diaria. Un día cogimos un vinilo de la estantería para decirle a un amigo: "oye, te dejo escuchar esto".
Mañana, también a través de iniciativas sociales como las de Cubomusica, al acercar nuestros mitos a los demás podremos decir a los amantes de la música como nosotros: “oye, te presento a un amigo”.
Artículo patrocinado