Un viaje de 46 horas, 2.803 kilómetros recorridos, un solo depósito de hidrógeno. Estas son las cifras récord establecidas por FLIGAR H2, el tren de hidrógeno desarrollado por Stadler, un gigante suizo del sector ferroviario. Un récord que dio la vuelta al mundo, acabó directamente en el Libro Guinness de los Récords y arroja una nueva luz sobre el futuro de la movilidad ferroviaria.
Porque si es cierto que el tren es ya el medio de transporte más respetuoso con el medio ambiente que existe, el hidrógeno promete hacerlo aún más sostenible y eficiente, relegando la era del diésel al pasado. Pero vayamos en orden y echemos un vistazo más de cerca a esta criatura revolucionaria.
Rayo de hidrógeno
FLIRT H2: un nombre que lo dice todo. FLIRT como “Fast Light Intercity and Regional Train”, un tren rápido ligero para rutas interurbanas y regionales. Y el H2 como fórmula química del hidrógeno, el combustible del futuro que corre por las venas de este vagón.
Sí, porque el corazón del FLIRT H2 son las pilas de combustible, dispositivos electroquímicos que combinan hidrógeno y oxígeno para producir electricidad, calor y agua. Una tecnología limpia y eficiente, que cada vez gana más espacio en el sector del transporte, desde la automoción hasta la náutica y, de hecho, el ferroviario.
En el caso de Stadler, hablamos de un tren de hidrógeno con 12 pilas de combustible de 100 kW cada una, para una potencia total de 1,2 MW. Un sistema capaz de alimentar no sólo los motores de tracción, sino también servicios auxiliares como el aire acondicionado, garantizando el máximo confort a los pasajeros.
Tren de hidrógeno, autonomía récord
Como habrás comprendido, el verdadero punto fuerte del FLIRT H2 es su autonomía. Gracias a una combinación de pilas de combustible, baterías y sistemas de recuperación de energía de frenado, este tren de hidrógeno puede viajar cientos de kilómetros con un solo repostaje de hidrógeno.
En su configuración estándar, la autonomía declarada es de 460 km. Ya es notable, pero nada comparado con lo que se demostró durante la prueba récord realizada en el centro de pruebas ENSCO en Pueblo, Colorado (EE.UU.). Aquí, un ejemplo adecuadamente modificado de FLIRT H2 tiene fundamento 2.803 km en 46 horas seguidas, superando el récord anterior de 1175 km establecido por el Coradia iLint en 2022.
Un emprendimiento posible gracias a una serie de medidas técnicas que Stadler no quiso desvelar en detalle, pero que demuestran el compromiso de la empresa por maximizar la eficiencia de su criatura de hidrógeno.
Hidrógeno al servicio de los viajeros
El FLIRT H2 no es sólo un tren que bate récords, bueno para las páginas de Guinness. Sobre todo, es una solución concreta y sostenible para el transporte ferroviario cotidiano, especialmente en rutas no electrificadas donde hoy dominan los trenes diésel.
Lo saben bien en California, donde el Autoridad de Transporte del Condado de San Bernardino (SBCTA) ya ha adquirido un primer ejemplar de FLIRT H2 para ponerlo en servicio en una línea suburbana de aproximadamente 14 km. Un pionero al que pronto podrían seguir otros pedidos, tanto en EE.UU. como en Europa.
Al fin y al cabo, las ventajas de los trenes de hidrógeno son muchas. Además de no emitir gases de efecto invernadero ni contaminantes locales, garantizan una mayor flexibilidad respecto a los convoyes eléctricos, pudiendo operar también en líneas no electrificadas. Además, requieren tiempos de repostaje rápidos, del orden de 30 minutos, frente a las horas necesarias para recargar las baterías de los trenes de tracción exclusivamente eléctrica.
Tren de hidrógeno: ¿y ahora qué?
Con su FLIRT H2 que batió récords, Stadler no estableció un récord porque sí. Mandó un mensaje alto y claro: el futuro del transporte ferroviario es cero emisiones, y el hidrógeno es uno de los protagonistas de esta revolución.
Una revolución que comenzó hace mucho tiempo, con los experimentos pioneros con locomotoras de hidrógeno realizados ya en los años 30. Pero hoy, gracias a los avances en la tecnología de las pilas de combustible y en la producción y distribución de hidrógeno verde (es decir, obtenido de fuentes renovables), finalmente está ganando impulso.
No es casualidad que cada vez más empresas ferroviarias y fabricantes de material rodante se centren en el hidrógeno como alternativa sostenible al diésel. De Alstom a Siemens, de Hitachi a CAF, el sector está en plena efervescencia para desarrollar trenes H2 cada vez más potentes y económicos.
Hacia un ecosistema de hidrógeno
Para aprovechar plenamente el potencial de los trenes de hidrógeno, no basta con disponer de vehículos de última generación como el FLIRT H2 de Stadler. Necesitamos crear un verdadero ecosistema del hidrógeno, compuesto por producción, almacenamiento, carga y suministro capilar y eficiente.
Un rompecabezas complejo, que requiere la colaboración de múltiples actores: desde las empresas energéticas hasta los operadores de transporte, desde las instituciones hasta los centros de investigación. Pero puede traer beneficios que van mucho más allá del sector ferroviario, contribuyendo a la descarbonización de toda la economía.
¿Cuándo nos vamos?