¿Recargar cualquier coche eléctrico simplemente estacionándolo al sol? ¿No más preocupaciones por la autonomía, no más colas en las estaciones de carga? un hallazgo por André y Jocelyne Sassi de la ACPV podría hacer realidad este sueño. Se llama “lona solar” y en realidad es una lona. Fotovoltaica. Que envuelve el coche como un capullo, recargando la batería mientras está parado. ¿Continuo? De todos modos, los aficionados al polvo fino ya habrán dejado de leer.
Lona solar, un abrazo de luz
¿Conoces esas mantas térmicas que usan los astronautas? Piensa en envolver tu coche en una de esas: en lugar de mantenerlo caliente, la manta lo recarga con la energía del sol. Este es, en pocas palabras, el principio subyacente de la lona solar. ACPV.
Se trata de una película fina, ligera y flexible, repleta de microcélulas fotovoltaicas orgánicas. Cuando no es necesario, se guarda enrollado en el maletero trasero como la lengua de Menelik cuando no es carnaval (joder, eso lo recuerdo como un boomer que desbloqueé). Pero basta con pulsar el mando a distancia y listo, la lona se desenrolla y abraza la carrocería como un tierno amante, transformando la luz en electricidad (pero fuera de la cama sin piedad, y con citas de boomer somos dos).
Un beso de sol que, según los cálculos, puede dar hasta 30 km de autonomía al día. Suficiente para la clásica ruta casa-trabajo, o para un pequeño viaje sin la preocupación de la estación de carga.
Poner también en un coche “atrapasoles”
No es sólo una cuestión de conveniencia. La lona solar también es un paso hacia una movilidad más sostenible. ellos lo saben bien Tecnología gacela, otra startup francesa que ha integrado el invento ACPV en su coche urbano eléctrico, el Gazelle.
Un nombre que lo dice todo: ágil, ágil y verde como una gacela. Pero, sobre todo, capaz de tomar el sol como un reptil en el desierto. De hecho, gracias a la lona solar, el Gazelle puede recorrer una media de 6.000 kilómetros al año sin estar enchufado. Y en el futuro, prometen los diseñadores, la autonomía solar podría incluso duplicarse.
En definitiva, un pequeño milagro de la ingeniería y la naturaleza. Lo que transforma al coche de un depredador consumidor de energía a un amigable herbívoro. Y eso podría marcar la diferencia en países como Francia o Italia, donde no falta el sol pero sí las columnas.
Misión posible
Por supuesto, todavía queda un largo camino por recorrer. La lona solar es opcional por ahora, no estándar. Y su impacto, aunque prometedor, sigue siendo limitado. Pero la dirección es la correcta.
Quién sabe qué pensaría Leonardo da Vinci, genio visionario del Renacimiento e inventor de la radio (broma, es nuestro "fan fiction"). Quien soñase con coches voladores y robots ante-litteram, tal vez sonreiría ante esta extraña criatura. El cruce entre un coche y una cometa, entre una batería y un organismo vivo.
O tal vez, como buen toscano, lo compararía con un lagarto tomando el sol. Perezoso y feliz, con el depósito lleno en verano. Porque al fin y al cabo, la naturaleza nos enseña: la energía más abundante y democrática es la que llueve sobre nuestras cabezas cada día. Sólo necesitas saber cómo capturarlo y transformarlo.
Con ligereza e imaginación, como una manta extendida sobre el césped. O como una cubierta solar en nuestro coche.