Japón, con la sonda SLIM de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), ha impreso su nombre en el suelo lunar, pasando a formar parte de la pequeña élite de naciones capaces de realizar la hazaña.
La pieza central de esta extraordinaria misión fue la precisión sin precedentes del aterrizaje. La sonda japonesa tenía la tarea de aterrizar en un radio de sólo 100 metros de una zona objetivo preestablecida. Es un objetivo de extrema precisión, nunca antes intentado en una misión espacial. Un gol perfectamente centrado.
El club lunar tiene un nuevo miembro
Con el aterrizaje de SLIM, como se mencionó, Japón ingresa al pequeño grupo de naciones que han llegado a suelo lunar. Este club, antiguamente compuesto por Estados Unidos, Unión Soviética, China e India, ahora da la bienvenida a Japón como su quinto miembro. Y el país del Sol Naciente quiere llegar a ser el mejor de su clase.
Tecnología e innovación: el corazón de SLIM
La tecnología utilizada por SLIM es el resultado de años de investigación y desarrollo. Usando datos de misión SELENE, SLIM pudo localizar nuestro satélite con extraordinaria precisión. La comparación con la zona de aterrizaje estimada para el Apolo 11 (una elipse de 20 por 5 kilómetros) pone de relieve el gigantesco salto tecnológico realizado.
Por supuesto, tampoco faltaron las dificultades. La conferencia de prensa de JAXA reveló que las células solares de la sonda no se están cargando como se esperaba, lo que obligó al módulo a agotar sus baterías en este momento. Esto podría limitar drásticamente la duración de la misión, a menos que un cambio en la dirección solar permita que las células comiencen a cargarse. A la espera de la evolución, JAXA ha decidido reducir el consumo energético de la sonda, dando prioridad a la descarga de los datos del aterrizaje y de las fotografías tomadas.
Dos "gemelos diferentes" en el suelo lunar
La misión SLIM también trajo consigo dos rovers experimentales LEV (Lunar Excursion Vehicle) 1 y 2, cada uno con un diseño único e innovador. El primero El rover LEV-1 se mueve mediante un mecanismo de salto y está equipado con cámaras e instrumentos científicos. El segundo, LEV-2, es un rover ultraligero que pesa sólo 250 gramos y que puede cambiar de forma para adaptarse a las diferentes condiciones de la superficie lunar.
Estos dos “enfant terribles” representan un paso más en la tecnología de exploración espacial y podrían proporcionar información valiosa sobre el entorno lunar.
El desafío continúa: exploración lunar y lecciones aprendidas
A pesar de los éxitos pasados de las misiones humanas y soviéticas a la Luna, la exploración de nuestro satélite natural sigue siendo un desafío complejo y lleno de trampas, hasta el punto de alimentar todo tipo de teorías conspirativas.
El propio Japón se ha enfrentado a fracasos en el pasado: el módulo de aterrizaje OMOTENASHI se perdió en 2022 y un destino similar sufrió una startup japonesa en 2023. Los intentos de otras naciones, como la rusa y la reciente misión privada estadounidense Peregrine One, también se han enfrentado a obstáculos importantes.
A pesar de las numerosas misiones lunares previstas también para este año, el aterrizaje en suelo lunar nunca está garantizado, ni siquiera cincuenta años después de las primeras huellas humanas en la Luna. Por eso es importante el objetivo alcanzado hoy. ¡Banzai!