En los próximos años la potencia informática de la inteligencia artificial alcanzará y superará las capacidades del cerebro humano, consumiendo una fracción de la energía que necesitan las supercomputadoras tradicionales. Y la primera supercomputadora neuromórfica del mundo podría darle un impulso final al proceso.
Se llama DeepSouth y está en desarrollo. de la Universidad de Sídney y un equipo de investigadores está a punto de completarlo. Será un gigante de la IA que promete revolucionar la forma en que procesamos y comprendemos cantidades masivas de datos.
Hacia la computación neuromórfica
Como habrán comprendido, DeepSouth no es una supercomputadora ordinaria. Es un gigante neuromórfico diseñado para emular la compleja red de sinapsis del cerebro humano. Su capacidad estimada para desempeñarse 228 billones de operaciones sinápticas por segundo lo coloca en pie de igualdad con el cerebro humano, la herramienta de aprendizaje más eficiente que se conoce.
Esta supercomputadora, que (leí del comunicado de prensa de la Universidad Australiana) estará online en abril de 2024, supone un salto cualitativo en la búsqueda de una informática más potente y sostenible.
Sí, porque DeepSouth enfrenta uno de los mayores dilemas de la era moderna: la crecientes necesidades energéticas de la IA. Con el aumento exponencial del consumo de energía que requieren los servidores de IA, como los producidos por NVIDIA, la sostenibilidad energética se ha convertido en una cuestión crítica. Sin embargo, una vez más la naturaleza ofrece una solución sorprendente. Nuestros cerebros consumen sólo 20 vatios de energía, a pesar de ser capaz de procesar cantidades increíblemente grandes de datos. La computación neuromórfica pretende replicar esta eficiencia energética, ofreciendo una solución a la carga energética que suponen los superordenadores convencionales.
Aplicaciones multidisciplinarias
Además de reducir la carga energética, DeepSouth tiene la ambición de abarcar diferentes disciplinas. Su capacidad para procesar grandes cantidades de datos a altas velocidades lo hace ideal para aplicaciones en áreas como robótica, biomedicina, investigación espacial y aplicaciones de IA a gran escala.
Su enfoque modular y escalable, que utiliza hardware disponible comercialmente, permite ampliarlo o reducirlo en función de las necesidades específicas de diversas tareas. Un gran desafío intelectual y de ingeniería, sin lugar a dudas.
La inteligencia artificial será una brillante “compañera de cuarto”.
DeepSouth es un logro extraordinario, pero también es un indicador de la dirección que está tomando nuestra sociedad. Con la inteligencia artificial cada vez más integrada en nuestra vida diaria, no se puede subestimar la importancia de desarrollar sistemas capaces de procesar datos a niveles casi humanos, pero con mayor eficiencia energética.
La computación neuromórfica marca una nueva era en la computación, nada menos que computadora cuántica. La capacidad de emular el poder y la eficiencia del cerebro humano abre el camino a nuevas e increíbles posibilidades en el campo de la inteligencia artificial: puede transformar la forma en que interactuamos con los datos y entendemos el mundo que nos rodea.