La idea de que podemos llevar dentro de nosotros no sólo nuestros recuerdos personales sino también las heridas psicológicas de nuestros antepasados parece sacada de una novela gótica, pero la ciencia está empezando a mirar esta posibilidad con seria atención. En el núcleo mismo de nuestras células, en las intrincadas espirales del ADN, quizás se esconden los secretos de los traumas vividos por nuestros antepasados. Investigaciones recientes, como la de las familias de los sobrevivientes del Holocausto, indican que las experiencias traumáticas en realidad pueden dejar una huella genética, que se transmite de generación en generación. Este descubrimiento plantea preguntas fundamentales: ¿estamos destinados a revivir los traumas de nuestros antepasados? ¿Podemos liberarnos de un legado de sufrimiento que no elegimos?
El descubrimiento epigenético
La epigenética, un campo de la biología, estudia cómo el entorno y las experiencias pueden influir en la expresión genética sin alterar el código genético en sí. En este contexto, la investigación sobre el impacto intergeneracional del trauma ha ganado fuerza. Un ejemplo significativo es el estudio realizado en 2020 (lo enlazo aqui) sobre los descendientes de los sobrevivientes del Holocausto. El estudio, en cierto modo sorprendente, muestra cambios en la expresión genética relacionados con el estrés. Estos hallazgos sugieren que los traumas de una generación pueden en realidad "imprimirse" en el ADN, influyendo en las reacciones y predisposiciones de las generaciones posteriores.
A pesar de estos avances, a los científicos les gusta el Dra. Raquel Yehuda (autor de otro estudio sobre el tema, que te enlazo aquí) señalan que aún queda mucho por descubrir. La complejidad de las interacciones entre la genética, el entorno y las experiencias personales dificulta el establecimiento de causas directas. Estudios sobre epigenética ofrecen correlaciones, pero no necesariamente causalidad. Esto significa que, si bien podemos observar cambios en la expresión genética, aún está lejos de comprenderse plenamente los mecanismos de transmisión y sus implicaciones.
Traumas personales y colectivos.
de acuerdo con la Dra. Sofía Isabel (otro estudio, puedes encontrarlo aquí), los traumas llamados “transgeneracionales” están influenciados por un conjunto de factores que incluyen comportamientos, factores socioculturales, exposición a eventos, factores biológicos, genética y epigenética. Esta visión multidisciplinar ayuda a comprender que el trauma es un fenómeno complejo. Tiene raíces tanto en la historia personal como colectiva, y sus efectos pueden extenderse mucho más allá del individuo directamente afectado.
La investigación, en cualquier caso, abre nuevas perspectivas sobre la comprensión de los fenómenos históricos y sociales. Por ejemplo, considerar el impacto del trauma en contextos de guerra y conflicto puede ayudar a comprender mejor las dinámicas sociales y psicológicas que se perpetúan a través de generaciones. A nivel individual, esta conciencia podría conducir a nuevos enfoques en terapia y apoyo psicológico, considerando no sólo las experiencias personales sino también el contexto generacional e histórico del individuo.
Perspectivas futuras
Las dos preguntas que surgen ahora son: ¿podemos intervenir sobre estos patrones epigenéticos? ¿Puede la conciencia del trauma transgeneracional conducir a un cambio en nuestra respuesta? Las respuestas a estas preguntas no sólo podrían ayudarnos a comprendernos mejor a nosotros mismos y a nuestra historia, sino también a forjar un futuro en el que las cicatrices del pasado no determinen nuestro destino.
La posible herencia del trauma transgeneracional abre un capítulo intrigante en la comprensión de la psique humana y su relación con la genética. Queda claro que nuestro pasado, en sus múltiples formas, juega un papel importante en la configuración de quiénes somos, independientemente de estos estudios. Con esta conciencia, podemos acercarnos a una comprensión más profunda de nosotros mismos (y de las generaciones anteriores a nosotros). Allanando el camino para un futuro de mayor conciencia y, tal vez, curación.