El cambio climático es un desafío que requiere soluciones innovadoras. Una de ellas, la geoingeniería solar, propone "oscurecer" los rayos del sol para enfriar la Tierra. Pero, como cualquier intervención a gran escala, presenta incógnitas.
Los expertos del MIT (que no es estrictamente un organismo de contrainformación) han analizado esta estrategia. Lo hicieron extensamente, en medio de Covid, y muchos se lo habrán perdido. ¿Qué descubrieron? En resumen: protegernos de los rayos del sol puede que no sea la varita mágica que esperábamos, al contrario.
Esta solución, dicen los investigadores, podría mitigar el calentamiento global, pero probablemente a costa de nuevos problemas climáticos aún peores. Si consideramos el hecho de que este No es la única advertencia de este tipo, antes de actuar, todos los partidarios de esta "solución" (más o meno famoso) haría bien en considerar todas las implicaciones.
Geoingeniería solar: un arma de doble filo
Los volcanes, gigantes dormidos de nuestro planeta, nos enseñan cómo la emisión de finas cenizas a la atmósfera puede crear una especie de "capa de nubes". Una manta que refleja los rayos solares hacia el espacio y enfría temporalmente la Tierra. La naturaleza hace esto de forma esporádica e impredecible: ¿podemos nosotros, los humanos, replicar este efecto de forma controlada?
Algunos investigadores llevan tiempo explorando (algunos incluso piensan en realizar experimentos "secretos") la idea de lanzar aerosoles reflectantes a la estratosfera. Aerosoles que podrían lanzarse a través de aviones, globos e incluso dirigibles para bloquear parte del calor del sol. No sin consecuencias, dicen en el MIT.
Reflejar los rayos del sol: efectos secundarios.
El equipo del MIT descubrió lo que podría tener la geoingeniería solar impactos significativos en la trayectoria de las tormentas extratropicales. Estas zonas, ubicadas en latitudes medias y altas, son cruciales para la formación y trayectoria de las tormentas a través de océanos y tierra. Los cambios en estas trayectorias podrían influir en la gravedad y frecuencia de tormentas catastróficas.
El equipo de investigación consideró un escenario en el que la radiación solar se refleja en cantidades suficientes para compensar el calentamiento debido a una cuadruplicación de las concentraciones de dióxido de carbono.
¿Los resultados? Un debilitamiento significativo de las trayectorias de las tormentas. En ambos hemisferios.
¿Las implicaciones adicionales? Tormentas invernales menos poderosas, pero condiciones más estancadas en verano y menos viento para dispersar la contaminación del aire. Por no hablar de la circulación de las aguas oceánicas y, en consecuencia, de la estabilidad de las capas de hielo.
En resumen: tomémoslo muy, muy despacio
Esta investigación, publicada en la revista Geophysical Research Letters (te lo enlazo aqui), tiene un subtexto despiadado.
La lucha contra el cambio climático requiere un enfoque holístico, basado en la ciencia y la colaboración global. Reducir las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero sigue siendo nuestra mejor apuesta para un futuro sostenible. La geoingeniería solar no simplemente revertirá el cambio climático sin consecuencias que puedan superar los beneficios.
Cada acción tiene una reacción, los “aprendices de brujo” deben tener esto en cuenta.