En el corazón de una granja de Quebec, los visones huelen un aire lleno de tensión: no saben que, a miles de kilómetros de distancia, dos virólogos están publicando una investigación que podría cambiar el destino de millones de sus pares. wendy barclay e Tomás pavo real acaban de confirmar al mundo lo que ahora se estaba convirtiendo en un secreto a voces: las empresas peleteras, en particular las granjas de visones, podrían ser la próxima "bomba de tiempo" de una pandemia mundial.
El vínculo entre los visones y las pandemias
Los visones son (aparentemente) criaturas solitarias que viven naturalmente en hábitats costeros y humedales. No me pregunten cómo se convirtieron, paradójicamente, en los protagonistas de una historia sobre la salud mundial.
Efectivamente, sí: estos animales, criados en condiciones a menudo inadecuadas y de hacinamiento, están en el centro de una investigación que ha sacudido a la comunidad científica. El estudio publicado en la prestigiosa revista PNAS, Actas de la Academia Nacional de Ciencias (lo enlazo aqui) destacó que la industria peletera aumenta gravemente el riesgo de brotes de enfermedades y futuras pandemias.
Un entorno propicio para los patógenos
Las condiciones en las que se crían los visones en las granjas peleteras distan mucho de ser ideales. Imagínese estar confinado en pequeñas jaulas de alambre, sin espacio para moverse.
Pero, ¿qué hace que el visón sea tan especial (o debería decir peligroso) en este contexto? Su composición biológica los hace muy susceptibles a patógenos virales con “potencial pandémico”. Por ejemplo, son particularmente vulnerables al SARS-CoV-2, el virus responsable del COVID-19. Pero hay más: la velocidad con la que evolucionan las variantes virales en animales no humanos en comparación con los humanos aumenta aún más el riesgo. Esto, repito las palabras de los investigadores, “es una potencial bomba de tiempo”.
Un mundo sin pieles, por el bien de todos
¿Recuerda la gripe H1N1 de 2009? Surgió precisamente por escenarios similares a los que estamos viendo ahora con los visones. Y no es sólo una teoría: se han registrado brotes de COVID-19 relacionados con granjas de visones en varios países, entre ellos Dinamarca, Holanda, Estados Unidos, Italia y Suecia.
La creciente conciencia de los riesgos asociados con la industria peletera ha llevado a algunos países y estados a prohibir las granjas y actividades peleteras. Sin embargo, todavía se crían alrededor de 100 millones de animales cada año para obtener su piel, la mayoría de los cuales son visones. La pregunta que surge espontáneamente es: ¿estamos dispuestos a poner en riesgo nuestra salud por algo que ya no está de moda?
Mayor bioseguridad, vigilancia activa y, sobre todo, una profunda reflexión sobre nuestras elecciones y nuestra relación con el mundo animal. No se necesitan grandes expertos y virólogos para entender que la prevención de pandemias está todo aquí.