Ayer estaba comiendo mi habitual ensalada de verano y casi por casualidad, poniendole maíz dulce enlatado, pensé en lo extendido y estandarizado que está ahora este alimento. Sí, precisamente este cereal dorado que puebla nuestras mesas y alimenta a poblaciones enteras: ¿y si un día, al despertar, descubrimos que está en peligro? ¿Qué epidemias, pandemias de hortalizas están diezmando nuestros cultivos?
No, no es la trama de Interstellar (también porque en ese caso el maíz fue el único cultivo que se salvó), pero es una posibilidad que podría materializarse. La historia ya nos ha demostrado cómo un hongo, el Bipolaris maydis, puso de rodillas los cultivos de maíz en la década de 70. Y si cree que es un episodio aislado, sepa que en la agricultura moderna "productividad" rima con "vulnerabilidad".
La amenaza silenciosa de los monocultivos puede aumentar el daño de cualquier pandemia vegetal.
1970 fue un año que los agricultores no olvidaron fácilmente. Un hongo, el Bipolaris maydis, apareció en campos de maíz en Estados Unidos, provocando una enfermedad llamada “tizón del maíz”. Una pequeña gran plaga que acabó con plantaciones enteras, con una pérdida económica de mil millones de dólares.
Para que te hagas una idea, es como si se hubieran perdido más calorías que durante la Gran Hambruna Irlandesa de la década de 40. Pero, ¿cómo sucedió esto?
Cuando la ciencia juega a los dados con la naturaleza
Todo empezó en los años 30, cuando los científicos desarrollaron una variedad de maíz con una peculiaridad genética. Esta variedad, llamada cms-T, fue muy productivo y amado por los agricultores.
Pero había un pequeño problema: era extremadamente vulnerable a Bipolaris maydis. Y así, cuando hubo una primavera inusualmente cálida y húmeda en 1970, el hongo encontró un terreno fértil para proliferar.
¿Qué hemos aprendido?
Después de esta catástrofe, se esperaba que aprendiéramos de la experiencia. Nada. Hoy en día, la uniformidad genética sigue siendo una de las principales características de la agricultura a gran escala. Esto nos hace vulnerables a futuras pandemias de plantas.
Y con el cambio climático que está redistribuyendo patógenosponerlos en contacto con nuevos cultivos y cambiar los patrones climáticos de manera que promuevan enfermedades sólo puede empeorar la situación.
Hay que decir que algunos agricultores ya están tomando medidas para incorporar la biodiversidad a sus cultivos. Este podría ser el paso correcto para salir de esta crisis. Pero todavía son muy pocos.
Pandemias vegetales: cosa hecha, jefe, ja
A principios del siglo pasado, los alimentos los producían humanos, no máquinas. Con el advenimiento de la mecanización y la expansión de la agricultura industrial, la biodiversidad agrícola se ha convertido en una práctica cada vez más rara. Sin embargo, la solución podría estar precisamente en las antiguas técnicas agrícolas.
En la naturaleza, la biodiversidad protege la salud de las plantas. Pero en los monocultivos no existen barreras naturales para detener la propagación de patógenos. Por eso es fundamental darle un fuerte giro a nuestros cultivos.
El futuro de la agricultura
40% de toda la tierra del mundo se utiliza para cultivos. De esta cantidad, casi la mitad se destina a sólo 4 cultivos: trigo, maíz, arroz y soja. Y no es necesario esperar a que se produzcan pandemias de plantas: ya ahora Cada año se pierde el equivalente a 30 mil millones de euros en alimentos devastados por patógenos.
Ya sea el retorno a prácticas más "humanas" o la llegada de agricultura de precisión, hay que hacer algo antes de que haya malas sorpresas.