El gluten de trigo es un componente común en la dieta occidental y se encuentra en muchos alimentos básicos como el pan, la pasta y los cereales. El reciente descubrimiento deUniversidad de Otago, Nueva Zelanda, podría conducir a una reconsideración de su papel en nuestra salud. Según un estudio en ratones publicado en la Diario de Neuroendocrinología (lo enlazo aqui) el gluten induce inflamación en la región hipotalámica del cerebro.
Esta región es crucial para la regulación del metabolismo y la inflamación podría tener implicaciones importantes. Investigaciones anteriores han explorado los efectos del gluten sobre el peso y la inflamación en el sistema digestivo, pero esta es la primera en resaltar su impacto en el cerebro. El descubrimiento abre nuevas preguntas y posibles vías de investigación sobre los efectos a largo plazo en los seres humanos.
El “misterio” del gluten
Es una proteína compleja, y entender cómo funciona en el organismo de animales y humanos es fundamental. Es conocido por su capacidad para dar elasticidad a la masa, haciendo que el pan sea suave y la masa elástica. Por eso su difusión es global. ¿Qué sucede, sin embargo, cuando el gluten entra en contacto con nuestro sistema nervioso? La respuesta puede sorprenderte.
Los ratones se utilizan a menudo como modelos para estudiar la fisiología humana. Tienen un sistema circulatorio, reproductivo, digestivo, hormonal y nervioso muy similar al nuestro. Por eso, cuando los investigadores de la Universidad de Otago descubrieron que el gluten induce inflamación en el cerebro de los ratones, los oídos de los científicos de todo el mundo se aguzaron, y ahora los científicos sospechosos crecen más.
El estudio
El estudio examinó los efectos de una dieta estándar, llamada dieta baja en grasas (LFD), enriquecida con un 4,5% de gluten (correspondiente al consumo humano promedio diario), y una dieta alta en grasas (HFD), enriquecida con la misma cantidad. de gluten, en ratones macho. Los investigadores observaron que el gluten, independientemente de la dieta, provocaba un aumento significativo en el número de células inmunitarias similares a los macrófagos en el cerebro, los astrocitos y la microglía. Un aumento comparable al efecto de una dieta rica en grasas.
Cuando se añadió gluten a dicha dieta, el número de células aumentó aún más. Estos hallazgos informan por primera vez sobre la inflamación cerebral inducida por el gluten, lo que sugiere un posible daño hipotalámico en roedores.
¿El gluten “ataca” al cerebro?
Se ha encontrado inflamación inducida por el gluten en la región hipotalámica del cerebro, que es vital para coordinar funciones metabólicas como la regulación del peso corporal y el azúcar en sangre. Si la inflamación hipotalámica también se produce en humanos, podría implicar efectos negativos a largo plazo, como un aumento de peso corporal.
Si estos efectos persisten, podrían aumentar el riesgo de trastornos de la memoria relacionados con la alteración de la regulación del azúcar en la sangre y otras patologías.
¡Esperemos, sin embargo, antes de tirar el pan!
Antes de eliminar el pan, la pizza y otros alimentos "sin gluten" de su dieta, es importante tener en cuenta que esta investigación aún se encuentra en sus primeras etapas. La inflamación cerebral inducida por el gluten solo se ha observado en ratones y se necesitan más estudios para confirmar si esto tiene implicaciones para las personas con enfermedad celíaca o hipersensibilidad a esta proteína.
el profesor asociado Alex Tups, que dirigió la investigación, señala en cualquier caso que el gluten no es perjudicial para todo el mundo. De lo contrario. Para las personas que lo toleran, eliminarlo por completo podría tener implicaciones para la salud que superan cualquier beneficio potencial. A menudo, los productos sin gluten están altamente procesados y pueden ser bajos en fibra y altos en azúcar.
Conclusión: ¿un futuro sin (o con menos) gluten?
Este descubrimiento abre un nuevo capítulo en nuestra comprensión del gluten y sus efectos en el cuerpo. Y aunque la investigación aún se encuentra en sus primeras etapas, ofrece información potencialmente transformadora sobre la dieta y la salud. También podría dar lugar a nuevas estrategias dietéticas para las personas sensibles al gluten.
A la espera de nuevos desarrollos, como siempre, la moderación y una dieta equilibrada siguen siendo la clave.