Estamos en un punto crucial para nuestro futuro: la crisis climática se hace cada vez más urgente y nada, desde el puro sentido común hasta el interés económico, parece guiarnos con decisión. Seré honesto: pensé que el precio a pagar por la transición energética era encomendársela a las denostadas compañías de combustibles fósiles.
Pensé que por poder económico habrían trabajado en una adaptación: descarbonización liderada para ganar con lo verde.
Poco idealista, cínico si se quiere. Pero todavía me dio una pequeña certeza: que por dinero habrían hecho algo que también nos interesa. Estaba equivocado, obviamente. Y el año pasado me lo demostró.
Industria fósil: enormes beneficios y malas decisiones
La industria de los combustibles fósiles ha obtenido ganancias vertiginosas, y ¿qué ha hecho con este dinero? Podría, debería haberlos usado para iniciar una conversión barata. Para alejarse de encontrar nuevas fuentes de petróleo y gas. Podría haber invertido en energías renovables y tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.
¿Y adivina qué? Debajo, una gran parte de la industria de los combustibles fósiles gasta para apoyar la lavado verde. Retrasar o apenas mantener los compromisos adquiridos. Y para jugar un doble juego, financiar el cabildeo contra las políticas de energía limpia y, en el proceso, distribuir mayores dividendos a los accionistas. Incluso he encontrado planes aquí y allá para explorar nuevas fuentes de combustibles fósiles.

El (ignorado) punto de inflexión de las renovables
Informes recientes del Instituto de las Montañas Rocosas y la AIE subrayan la superioridad de las energías renovables. Dicen que la transición energética no es una opción, pero una realidad. Y los números están ahí para demostrarlo. Este año se sumarán al sistema mundial 440 GW de nueva capacidad renovable, el doble que en 2019. Y por cada euro invertido en combustibles fósiles, 1,7 euros se destinan a energías limpias.
A pesar del crecimiento en la generación de energía global, las emisiones de gases de efecto invernadero del sector energético disminuirán por primera vez este año. Esto se debe en parte a la demanda de energía fósil. ya ha tocado techo. Y las energías renovables finalmente están erosionando su cuota de mercado.
Las decisiones de hoy y las consecuencias de mañana
El punto de no retorno está cerca. La industria de los combustibles fósiles debe decidir de una vez por todas si adaptarse o resistir. Puede optar por acelerar la transición energética o puede optar por permanecer ciego y obstinado. Puede elegir invertir en el futuro, o puede elegir llevar a la humanidad a la bancarrota.
El momento de decidir es ahora. Nuestro futuro no esperará por nosotros. En pocas palabras, el viaje hacia la descarbonización ocurrirá con o sin la industria de los combustibles fósiles. Las energías renovables son simplemente superiores.
Y si las petroleras optan por resistir, la transición energética ocurrirá a pesar de ellas, pero a precios altísimos.
Este será su legado: habiendo impulsado el desarrollo humano en el siglo XX, y luego casi ayudado a destruirlo en el XXI.