Existe una larga lista de peligros relacionados con el embarazo, especialmente para las parejas que deciden tener hijos a una edad avanzada. Una de las mayores preocupaciones es descubrir, en los primeros meses de gestación, que el feto padece una enfermedad genética grave. Este es un evento que puede aumentar el riesgo de muerte prematura. Para reducir proactivamente este peligro, un número cada vez mayor de parejas optan por la fertilización in vitro (FIV) y las pruebas genéticas. preimplantación para el riesgo de enfermedades poligénicas (PGT-P), que le permiten detectar muchas enfermedades comunes.
A pesar de la incertidumbre y la controversia sobre la confiabilidad de estas pruebas genéticas, muchas parejas encuentran consuelo en la esperanza de traer al mundo un niño sano.
Predecir el futuro médico de un niño. ¿Un paso hacia la eugenesia?
Algunas empresas de pruebas genéticas ofrecen “predicción genómica”, que les permite analizar y clasificar el riesgo de enfermedad de los embriones. Estas pruebas profundizan aún más en la genética para "predecir" otras características del feto, como la capacidad de gestionar el estrés o la predisposición a canal.
Estas prácticas plantean cuestiones éticas y alimentan los temores de una sociedad distópica. Una sociedad en la que sólo los ricos pueden permitirse el lujo de optimizar los genes de sus hijos. Por otro lado, quienes someten a sus hijos a estos tests genéticos afirman que pueden mejorar la calidad de vida de las generaciones futuras.
Pruebas genéticas: cosechar los beneficios, evitar los peligros
El auge de las pruebas genéticas para embriones abrirá nuevas oportunidades en varios sectores.
Para los innovadores del sector público, los responsables de las políticas sociales deberán trabajar en directrices y regulaciones para garantizar el uso ético de estas tecnologías. Se debe proteger la privacidad del paciente y abordar las preocupaciones sobre la discriminación o el uso indebido de la información genética.
Laura Hercher, bioeticista, expresa preocupación por la “comercialización de la reproducción” y las implicaciones sociales si las personas se vuelven menos tolerantes con los rasgos de sus hijos. Esta tecnología se generalizará cada vez más y creará un mercado enorme: es importante discutir ahora sus límites para evitar a medio plazo "hacer zapping" entre embarazos para elegir al "mejor" niño.
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