Para quienes padecen alergias alimentarias graves, el simple hecho de comer puede convertirse en una ruleta rusa. Por eso la llegada del omalizumab se presenta como una luz de esperanza. Se ha demostrado que el fármaco, originalmente aprobado para el tratamiento del asma, ofrece una protección significativa contra reacciones alérgicas graves, abriendo un nuevo capítulo en el tratamiento de las alergias alimentarias.
Un descubrimiento extraordinario
La investigación, publicada el 25 de febrero de 2024 en el New England Journal of Medicine (te lo enlazo aqui), participaron 3 adultos y 177 niños, todos ellos con alergia grave al maní y al menos a otros dos alimentos.
Después de aproximadamente cuatro meses de tratamiento con omalizumab, el 67% de los participantes mostró una tolerancia equivalente a la ingestión de dos o tres maní sin reacciones significativas. un resultado significativamente superior al 7% del grupo placebo.
¿Cómo actúa omalizumab?
El fármaco actúa bloqueando los anticuerpos IgE, responsables de las reacciones alérgicas. A diferencia de otros tratamientos para las alergias alimentarias que se basan en una exposición gradual al alérgeno, el omalizumab actúa de inmediato y puede utilizarse incluso en niños muy pequeños. Esta característica la convierte en una opción prometedora para un amplio espectro de alergias alimentarias, asma y otras afecciones.
¿Tenemos alguna contraindicación? De momento sí, y todavía parecen bastante grandes. El tratamiento implica inyecciones periódicas y tiene un coste nada despreciable, que supera los 1.400 dólares por inyección. Nuevamente: dada su dinámica, existe la posibilidad de que el fármaco pueda reducir las defensas inmunes naturales contra algunas infecciones. Y vale la pena recordar que no elimina la alergia pero aumenta el umbral de tolerancia: no más reacciones graves, pero aun así sugeriría precaución al evitar los alimentos alergénicos.
¿Adiós reacciones alérgicas? Perspectivas futuras
Omalizumab allana el camino para nuevos enfoques en el tratamiento de las alergias alimentarias. Sin embargo, quedan preguntas abiertas sobre su eficacia a largo plazo y la variación en los resultados individuales. Vale la pena continuar esta investigación (quizás también explorar otras terapias) porque la perspectiva de poder comer sin temer incluso reacciones alérgicas graves es un avance significativo.
Hay un camino a seguir, y eso es una buena noticia. Quizás aún quede un largo camino por recorrer, pero la dirección parece ser la correcta.