"Producimos inteligencia". Dos palabras, un concepto disruptivo. Jensen Huang, el carismático líder de Nvidia, no es ajeno a las declaraciones audaces, pero lleva un tiempo insistiendo en el mismo punto. En un mundo aún sacudido por las ondas de choque de la digitalización, Huang nos invita a prepararnos para el próximo tsunami: la era de la inteligencia artificial industrial.
La visión de un pionero
Jensen Huang no es sólo un director ejecutivo. Es un visionario que tiene el don de ver más allá del horizonte tecnológico. Con la misma audacia de quienes hace siglos vieron el potencial del vapor o la electricidad, Huang ve hoy en la inteligencia artificial la chispa de una nueva revolución industrial.
¿Pero qué significa exactamente? Imaginemos poder tomar una imagen más o menos precisa (y gradualmente más y más precisa) del pensamiento humano, destilarla en forma digital y luego multiplicarla infinitamente. Ahora bien, esto es lo que quiere decir Huang cuando habla de "producir inteligencia".
Fábricas: de los objetos de ayer a la IA del mañana
En el siglo XVIII, las fábricas eran lugares ruidosos, llenos de engranajes y vapor. Hoy, según Huang, asistimos al nacimiento de un nuevo tipo de fábrica: silenciosa, limpia e increíblemente potente. Los centros de datos, los verdaderos corazones de la era digital, están evolucionando hacia lo que él llama “fábricas de IA”.
En estas nuevas fábricas, los datos brutos se transforman en “tokens de inteligencia”. No producen objetos tangibles, sino algo potencialmente más valioso: capacidades cognitivas aplicables a una amplia gama de industrias, desde la fabricación automatizada hasta los servicios virtuales al cliente. ¿En otras palabras? A los bienes muebles, inmuebles e intangibles producidos hasta ayer se les sumará otro tipo: los activos generativos. Inteligencia adicional para acompañar cualquier proceso.
Un cambio de paradigma global
La visión de Jensen Huang va mucho más allá del simple avance tecnológico. Lo que está describiendo es un verdadero cambio de paradigma económico y social. Él cree que la IA tiene el potencial de democratizar la tecnología haciéndola accesible a países y empresas de todos los tamaños.
Es una transformación social de alcance global que trae consigo inmensos desafíos. Huang es muy consciente de que esta transición requerirá inversiones masivas, tanto públicas como privadas. Está la cuestión de la evolución del mercado laboral: ¿Cómo cambiarán las habilidades requeridas? ¿Cómo nos adaptaremos?
Y luego está la sostenibilidad. Las “fábricas de IA” consumen enormes cantidades de energía. Huang destaca la importancia de desarrollar una infraestructura adecuada, basada en energía limpia y eficiente, para mantener sostenible esta revolución. Fácil de decir, menos fácil de hacer: pero no imposible. Y no hay alternativas.
Jensen Huang, o “de la automatización al aumento”
Una de las ideas más interesantes de Jensen Huang es que la IA no se trata sólo de automatización. Por supuesto, habrá robots más inteligentes y procesos más eficientes. Pero el verdadero potencial reside en la creación de lo que él llama “inteligencia digital”.
Una "capa" adicional de Inteligencia capaz de aumentar las capacidades humanas en todos los campos, desde la manufactura hasta los servicios financieros. No se trata de sustituir al hombre, sino de fortalecerlo, de darle herramientas cognitivas antes inimaginables.
Un futuro para cocrear
La visión de Huang es apasionante, incluso un poco intimidante. Su mensaje es claro: no podemos permitirnos el lujo de ser espectadores pasivos.
Me pregunto si comprende plenamente su posición única en este momento. ¿Saben Jensen Huang y Nvidia que sus decisiones, sus innovaciones, tendrán un profundo impacto en cómo se desarrolla esta revolución? Probablemente sí.
Por esta razón el desafío para Huang no es tanto tecnológico sino ético. Y no se le debe "dejar solo" en esta trayectoria. O, si lo prefieres, no debes dejarlo sin marcar.
Jensen Huang y la inteligencia como producto
Si tengo que condensar las declaraciones de Huang en los últimos meses en un solo concepto, sería éste: Estamos entrando en una era en la que la inteligencia ya no es sólo una característica biológica, sino un recurso producible y escalable., aplicable en formas que todavía nos cuesta imaginar.
Un futuro en el que la distinción entre humanos y artificiales será más borrosa. Un futuro que debe guiarse con sabiduría y visión, porque cuando la "inteligencia" se convierte en un bien generalizado, quienes huyen de ella necesitan saber cómo aplicarla, o se convertirá en una nueva forma (quizás la más letal) de contaminación. .